Resulta que de la noche a la mañana a Íñigo, «El Pulpo Escatológico» se le cruzaron los conductos del escroto y decidió ir a por Ania, pero no como cualquier parejita, que empieza con suaves carantoñas para luego ir prosperando. Se ve que el joven asumió de pronto el rol de colcha de la interfecta y procedió a instalarse encima suyo las veinticuatro horas del día. Lejos de despertar simpatías entre los internautas que a cada minuto vierten su opinión en la red, éstos se han puesto furibundos. Una tal Paloma califica a Íñigo de «un paliza, acosador y baboso. Da asco tener que ver a un personaje así cada vez que veo G.H., por lo que hasta que no se vaya, casi nunca lo veo. Es asqueroso». Le responde una tal Arrobita, puntualizando el tema de la voracidad del sujeto: «No sé si soy capaz de diferenciar entre acoso y puro intento coñazo de ligar, pero lo que es indudable es que no está bien de la cabeza y le ha dado por Ania». Explica esta comunicante que vio con el alma en vilo a Íñigo que intentaba besuquear a la modelo mientras ella espantaba moscas, para luego probar a meterse en su cama como fuera. «Probablemente también será culpa de ella por no saber pararle los pies», culmina. La más virulenta descripción de nuestro protagonista de hoy vuelve a ser de Paloma (se ve que no se había despachado a gusto antes): «Es guarro, vago, tonto y torpe. No sé por qué la Milá perdió tanto tiempo en mostrarnos sus cualidades. Debe ser porque ellos también se han dado cuenta de su metedura de pata al seleccionarle».
Íñigo, de Gran Hermano, acusado de acoso sexual
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