Todo queda archivado, con olor a pasado, a historia. El objetivo fotográfico, testigo de un momento, de una época. Bien es sabido que la empresa Tous, propietaria del Teatro Lírico, hizo varios descubrimientos artísticos e incluso actuó de mecenas de estrellas con sed de porvenir. Sin embargo, no fue éste el caso de los protagonistas de la noche que se refleja en la imagen de ayer. El todo Palma trasnochador se dio cita en el teatro y aplaudían a Carmen Morey y Pepe Blanco una y otra vez. Eran unas de las figuras del momento y, con sus voces, deleitaron a su público incondicional.
Eran tiempos pretéritos que vuelven con otras voces que tomaron el testigo y que siguen cantando los temas de aquellos dos madrileños que gustaban de esa zambra amiga del folklore andaluz. Pepe Blanco y Carmen Morey desfilaban por los teatros de nuestra piel de toro con los éxitos que les encumbraron a la fama como la pareja artística que mejor cantaba la copla en aquellos momentos. Nada pasa y todo queda. Aún seguimos cantando Me debes un beso, Cocidito madrileño o Madrid tiene seis letras.
Carmen y Pepe dejaron de saborear muy pronto el delicioso manjar madrileño en compañía el uno del otro. Pepe Blanco, conocido como «El taxista de Madrid», murió prematuramente sin darse a conocer detalladamente las causas. Su vida era muy parecida a la de «El Fary». Era Pepe un taxista que recorría de punta a punta la geografía madrileña amenizando el trayecto con selectos gorgoritos que cambió el rumbo de su vida y pasó del anonimato a la vida ajetreada de las estrellas del micrófono.