La Semana Santa se estrena con cifras históricas de ocupación turística y, como tal, calles y playas de todas las localidades de las Islas se encuentran a rebosar de visitantes. Recientemente el Govern ha lanzado un mensaje capaz de crear polémica y reflexión: ¿Necesitamos que vengan más turistas o es el momento de frenar? Diez millones de turistas al año es, sin duda, una cantidad suficientemente elevada como para plantearse qué futuro queremos para Balears. Si sigue creciendo el número de visitantes el entorno se verá muy afectado y en evitar eso parece que todos estamos de acuerdo.
Pero, por otro lado, la actual bonanza económica nos ha hecho olvidar aquellos años de bajón a causa de la Guerra del Golfo, que hicieron que más de uno le viera los cuernos al toro. Por eso resulta interesante medir hasta qué punto debemos seguir creciendo, pero sin perder de vista la realidad: el turismo es prácticamente nuestra única fuente de ingresos.
Este problema lo viven ya los habitantes de Sóller con la polémica desatada en torno al asunto de los autocares turísticos, si deben o no pagar por aparcar en el puerto de la localidad. El aparcamiento es público y de pago. Por lo tanto, parece lógico que si cualquier visitante paga por estacionar allí, los autocares lo hagan también. Sin embargo, muchos piensan que eso es poner trabas al turismo y que, de seguir así las cosas, los promotores de las excursiones preferirán elegir otros destinos con más facilidades, donde el respectivo ayuntamiento les trate mejor. De hecho, la asociación de agencias de viajes ya ha adelantado que suspenderán las excursiones si les obligan a pagar por aparcar. De cumplir su amenaza, numerosos vecinos de Sóller se verán perjudicados. Pero tampoco se pueden olvidar las quejas de otros sollerics que afirman que los turistas que llegan en autocar apenas hacen gastos en el municipio. Esta es la cuestión de fondo. Es bueno que haya turismo, pero ¿a qué precio?