Faltan cinco días para que dé comienzo la decimoquinta edición de la maratón de Sables, que transcurre en la región del sur de Marruecos conocida como Uarzazate. Setecientos corredores de todo el mundo participarán en esta carrera de supervivencia en la que cargados en todo momento con su propio equipo los competidores tendrán que recorrer a pie doscientos veinte kilómetros durante siete días consecutivos, una marcha difícil de soportar incluso para el más preparado.
Ferran Salom y Antoni Cifre son dos jóvenes de Alcúdia que se han apuntado a la aventura africana. Amantes de los retos deportivos, participan por primera vez en esta maratón en la que la necesidad de autoabastecerse se convierte en un reto difícil. En los últimos diez meses se han preparado para afrontar el calor del desierto, el desgaste de la marcha y el peso de sus mochilas, diez kilos de ropa, enseres y comida liofilizada, «como la que consumen los astronautas en el espacio», explican.
Han sido diez meses de entrenamiento con una media de 110 kilómetros semanales, alternando montaña, arena y asfalto. Ahora sólo esperan llegar al final «porque mucha gente ha colaborado con nosotros y ahora ya es una obligación», explican. La carrera pura y dura comienza el 9 de abril, antes habrán tenido que superar toda suerte de pruebas médicas. A partir de esa fecha recorrerán una media de 42 kilómetros diarios, aunque una de las seis etapas ronda los 80 kilómetros, «tendremos que hacer noche en el desierto», explican.