El veintidós de junio de 1951 llegó a Palma el popular «chansonnier» Charles Trenet. En la foto que tomó Planas Montanyà en la terraza del hotel Mediterráneo parece que el cantante saluda al mar en el que se inspiró para componer la canción que más fama y dinero le reportó, La Mer. Aunque la fortuna le hubiese sonreído y fuese un hombre aclamado por sus millones de «fans» incondicionales, Charles Trenet se comportó sin pizca de afectación y con gran simpatía.
Tan sólo maquilló el gesto cuando Planas Montanyà le enfocó numerosas veces con su «Leika». Por aquellos días la prensa había publicado que el artista ganaba diariamente dieciséis mil pesetas, lo que causó gran revuelo entre los que desconocían los pormenores del mundillo artístico. Sin embargo, en Mallorca eran muchos los seguidores de Trenet que le admiraban desde su primera producción Je Chante... y que no olvidaban que Dans la rue de Quebec había obtenido el Primer Premio del Disco.
Por tanto muy ufanos se sintieron de que un mallorquín, Antonio Tarragó, hubiese llevado a cabo la iniciativa de invitarle a pasar dos días en nuestra tierra. La noche en que llegó, la dirección del hotel le obsequió con un festival de danzas típicas mallorquinas. El cantante declaró que «m'ha agradat molt». La sorpresa fue mayúscula. Trenet hablaba nuestra lengua y quería comprarse una casa en Mallorca, por lo que dedicó el viaje a recorrer la costa en busca de un lugar agradable en el que levantar su casa.