Un control realizado por la Inspección de Salud Laboral a cuatro de las empresas que actualmente realizan obras en el centro de Palma ha concluido que tan sólo un trabajador, de un total de 47, utiliza el casco anti-ruido.
La inspección fue realizada a instancia de una solicitud remitida, el pasado 17 de marzo, por la coalición municipal de EU-Els Verds en la que se reclamaba «que se comprobase si estas empresas cumplen o no con la normativa de seguridad en el trabajo, en todo lo que hace referencia a la protección de ruidos por parte de los trabajadores que trabajan en estas obras», explicó ayer la regidora Margalida Thomàs. En concreto, las empresas inspeccionadas por este organismo dependiente de Treball fueron Ferrovial, Cinsa, Incomarra y Llabrés Feliu.
Se analizó la emisión de ruido de las obras que procede de la utilización de los compresores para obtener la presión necesaria de los martillos automáticos y el que producen las palas y picadoras automóviles. La conclusión fue que «el ruido emitido es efectivamente de alto nivel y su eliminación no es posible, además se agrava su intensidad por la estrechez de las calles, que provoca ecos y reverberaciones que amplifican el ruido». La solución ambiental, por tanto, «sólo puede corregirse, en parte, situando los compresores en puntas más alejadas de los tajos, consiguiendo así un pequeño grado de amortización».
Según el mismo informe, la solución individual «pasa por la protección acústica de los trabajadores más afectados por el trauma sonoro, que deberían emplear protecciones auditivas». En este sentido, en las visitas realizadas se constató que «el maquinista de la picadora que trabaja en la calle Socorro, obra de la empresa Ferrovial, sí utilizaba casco anti-ruido». En cambio, los trabajadores de la calle Sindicato «no utilizaban ningún tipo de protección, pese a que la empresa Llabrés Feliu tenía en la obra a su disposición los protectores necesarios. Ante el requerimiento del técnico de la inspección, los trabajadores procedieron a su utilización».