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Matas demandará a Grosske y el PP acusa al Govern de hacer el ridículo

El Ejecutivo inicia las gestiones para forzar el relevo del director de Bitel

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Matas también presentará una demanda contra Eberhard Grosske por difamación. Así lo anunció ayer Joan Flaquer, portavoz adjunto del grupo popular, quien lamentó que el coordinador de Esquerra Unida y conseller de Treball acusase a Matas de haber colocado a sus amigos en el Consejo de Administración de Bitel. «Grosske ha dicho cosas muy graves que hemos analizado y con las que ha puesto en duda la honestidad de Matas de una manera expresa», señaló Flaquer, quien también reiteró la voluntad de Matas de presentar una demanda contra Antich.

Flaquer acusó al Govern de hacer «el ridículo» al acusar a Matas de utilizar un documento secreto del Consell el cual, según la teoría de Francesc Quetglas, pudo obtenerse gracias del supuesto espionaje informático. «Estamos delante de unos mentirosos. Los ciudadanos deben saber quién nos gobierna, y que el único objetivo que tienen es minimizar la derrota electoral del día 12 de marzo», acusó Flaquer. El PP insistió en que el supuesto documento secreto citado por Quetglas fue entregado por el Consell a unas 50 personas en un hotel de Palma varias semanas antes del debate sobre el estado de la Comunitat. «Queda fuera de toda duda de dónde procede este 'documento secreto'», recalcó Flaquer.

El grupo popular también criticó el posible relevo del director de Bitel, Enrique Adán, tras asegurar que el supuesto espionaje informático había sido un error de la propia empresa. «La consellera Ramon no podía estrenarse de una manera tan vergonzosa. Sólo en regímenes totalitarios se producen casos como el protagonizado por la consellera, quien ahora quiere cargarse al director de Bitel», opinó Flaquer.

Por otro lado, el coordinador general de EU, Eberhard Grosske, restó ayer credibilidad al anuncio del PP de denunciarle en los juzgados, al tiempo que reiteró sus acusaciones «políticas» contra el presidente regional de los populares, Jaume Matas, a quien insistió en culpar de «espionaje» y cuya dimisión exigió. «El primero que me amenazó con una querella criminal fue Gabriel Cañellas en 1995, por el caso del Túnel de Sóller, y este antecedente debería hacer reflexionar un poco al PP, no sea cosa de que la historia se repita y la denuncia acabe volviéndose contra ellos», ironizó Grosske.

El también conseller de Treball de Balears dudó de que la denuncia finalmente se presente, pero animó al PP a hacerlo, «porque así tendré oportunidad de explicar ante un juez mis opiniones políticas», dijo.

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