El Sábado de Pasión el pueblo de Deià vivirá un acontecimiento poco habitual: el alcalde Francesc Salas oficiará una ceremonia mediante la cual Cristina Morall y Francisca Soler sellarán su amor y quedarán inscritas en el registro de parejas de hecho de la citada localidad.
La historia de estas dos mujeres, catalana la una y mallorquina la otra, no era muy diferente a la del resto de mujeres hasta que un día, hace veinticinco años, sus destinos se cruzaron.
En aquellos tiempos Cristina regentaba un bar en la carretera de Inca, y Francisca era una de sus clientas. Aunque las dos estaban casadas y tenían una hija cada una, el amor hizo pronto su aparición. La familia no entendió muy bien la nueva situación y las dos decidieron poner tierra por medio y fugarse a Canarias junto a sus hijas.
Al principio todo fue muy bien, hasta que sus hijas crecieron. Entonces, para no perjudicar a las dos adolescentes, tomaron la decisión de separarse, aunque sin perder el contacto.
Diez años separadas es mucho tiempo. Hace unos meses, Francisca se puso en contacto con Cristina y le propuso otra vez vivir en común. Hace tres semanas que reemprendieron ese proyecto inacabado y dos desde que Francisca le propuso el matrimonio a Cristina. La respuesta no se hizo esperar: un «sí» rotundo.
El que Francisca sea la propietaria del restaurante Es Pamboliet ha hecho que casi todos los vecinos quieran participar de esa boda. El alcalde, Francesc Salas, dijo que sí sin poner ningún reparo.
Después de la boda, la pareja vivirá entre Deià y Lanzarote, en donde Cristina está al frente de un consultorio de futurología. Es Pamboliet se traspasará.