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Un guardia urbano espectador de la noche mallorquina

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Era ésta una noche cualquiera del invierno de 1953. La glorieta de es Born no conocía atascos y el guardia urbano, ataviado a la usanza del momento, soportaba estoicamente el tedio insomne del trabajo apaciguado. Sin embargo, la zona a la que fue destinado tenía unos alicientes que otras no le hubiesen proporcionado. Era la suya, magnífica mirada de la vida ciudadana en lo que se tuvo a bien llamar «el salón de la ciudad». No tan sólo podía apreciar los solitarios paseos de las jóvenes mal casaderas, sino el trajinar de las burguesas damas aburridas de su matrimonio que salvaban su hastío recorriendo las mejores tiendas de la ciudad que se encontraban alrededor de la zona de trabajo del guardia de la foto.

Esas damas, las mismas que en Navidad le obsequiaban con cestas repletas de turrones y bebidas, solían dirigir sus pasos hacia la cafetería Miami, donde reponían fuerzas a base de fresas con nata o biscuit glaçé. Mientras tanto, otros grupitos de gentes de la «high life» se encaminaban al también desaparecido bar Formentor. Allí, piensa una, que debía haberse dirigido el dueño del hermoso descapotable que se sitúa en primer término de la imagen de ayer.

Era aquélla una época en que tan sólo una minoría podía adquirir un «modesto» Seiscientos por la importante suma de sesenta mil pesetas. Por lo tanto, el coche de Pepín Tous "José Tous Barberán" llamaba la atención de los transeúntes y de quienes aparcaban sus velocípedos tras la joya con ruedas de quien fue destacado periodista y empresario.

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