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Ramon Mayol: «El Ministerio de Tocino es decorativo»

El candidato de Els Verds asegura que no se siente orgulloso de vivir en unas Islas con tantas carencias sanitarias y educativas

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El candidato de Els Verds al Congreso de Diputados, Ramon Mayol, aseguró ayer en el mitin central de campaña de esta organización en Palma que el Ministerio de Medio Ambiente que dirige Isabel Tocino es un simple «elemento decorativo» en el gabinete de José María Aznar. En el mitin de Els Verds, al que asistieron una treintena de personas, Mayol defendió la práctica de políticas activas «con los pies en la tierra» en defensa del ecologismo.

Mayol defendió la política medioambiental que ha llevado a cabo la consellera de esta formación política, Margalida Rosselló, de quien dijo que en seis meses ha sido capaz de resolver problemas que se arrastraron durante tres legislaturas. Mayol defendió una política medioambiental respetuosa, abogó por el uso de las bicicletas y del transporte público en la ciudad y se manifestó contra la regeneración de la playas.

Denunció que tanto el PP como el PSOE quieran mantener el sistema político bipolar y defendió la ruptura de este bipolarismo. «Yo no estoy orgulloso de unas Islas tan ricas porque me gustaría que fueran bien de verdad, también en materia sanitaria o educativa», afirmó Mayol. El candidato aseguró que una sociedad que presenta una carencias tan básicas «no es una comunidad que va bien».

En el mitin intervino también el candidato de Els Verds al Senado por Mallorca, Miquel Àngel Llauger, quien defendió la necesidad de construir una visión planetaria de la sociedad. Aseguró que la izquierda tradicional sigue basando su discurso en la diferencia de clases cuando, en estos momentos, las verdaderas diferencias están entre los mil millones de personas que viven en el primer mundo y los 5.000 millones que no tienen ni cómo vivir.

Para Llauger, esta diferencia entre el norte y el sur es además el principal problema ecológico de nuestro tiempo. Aseguró, además, que la búsqueda del equilibrio entre ambos mundos es una cuestión de justicia social, no de caridad. «Tenemos una deuda moral con estos países porque nuestro bienestar descansa en sus malas condiciones de vida», dijo.

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