El alcalde de Palma, Joan Fageda; la delegada del Gobierno, Catalina Cirer; la concejal de Cultura, Carme Feliu; el segundo teniente de alcalde, José María Rodríguez; la regidora Francisca Pol; el director de la Escola Municipal de Teatre, Pere Pavia; el empresario, Emilio Bohígas; el regidor de Acción Social, Antoni Nadal; el director de la Escola Superior de Disseny i Restauració, Sebastià Cruellas; el director de Clave de Publicidad y la también regidora María Teresa Jiménez fueron los encargados de conceder ayer los premios correspondientes a las cinco mejores carrozas y cinco mejores comparsas que participaron en la animada Rua que sacó a media Palma a la calle para contemplar el animado, festivo, colorista y musical desfile de carnestoltes que trazó su recorrido desde el Passeig de Mallorca hasta la plaza de Joan Carles I.
Veinticinco carrozas y treinta siete comparsas tomaron parte en una comitiva de trasuntizados que se extendió a lo largo de casi tres kilómetros. Avispas, cucarachas, abejas, mariposas, saltamontes "probablemente no se hayan visto en el carnaval palmesano tantos parientes próximos de la abeja Maya y su amigo Willy", trogloditas, los imprescindibles demonios, corsarios en busca de nuevos horizontes, una solemne corte faraónica, pieles rojas, payasos, sin duda influidos por la popularidad adquirida por las canciones de Fofó y Miliki; submarinistas, meigas, vikingos, las domésticas «Ballerinas», juegos de cartas... La diversificada lista de disfraces se haría interminable pero no podríamos pasar por alto el sello autóctono que adquirió Sa Rua de ayer a través de los vestuarios, maquillajes y utensilios (siurells, tinajas de aceite, ximbombes, payeses, bordados mallorquines) que hacían referencia a la cultura y la idiosincrasia insulares.
De justicia es también mencionar que, tras unos años de monotonía musical, Sa Rua de ayer recuperó la samba, el merengue, la cumbia, la salsa y toda clase de ritmos tropicales que el público había echado en falta en los carnavales de los últimos años.