Cuando el arte en la calle se convierte en chupano y mingitorio es que, aparte de que la ignorancia puede ser grande, la vigilancia brilla por su ausencia.
Lo digo porque ayer, al pasar por el Baluard de Sant Pere, me encontré con que debajo de la de escultura de hierro, en ese habitáculo que queda por debajo de esa especie de grada que forma, alguien había hecho sus necesidades. Y no sólo una vez, sino varias, a tenor de los residuos que pueden verse. «Y si ya no se han ido "me comentó un viandante", por las noches aquí duerme gente».
No me extraña, pues el lugar es que ni pintado. Incluso en las noches más frías, ya que una parte de la escultura cubre la parte en la que se cobijan los mendigos, que en noches de frío se tapan con cartones o lo que tienen más a mano. En fin, que quién se lo iba a decir a su autor.
Fatma pide a Cort autobuses para su
pueblo
Fatma es la representante del Polisario en Mallorca, mujer
luchadora y reivindicadora de los derechos de un pueblo expulsado
de sus territorios que sobrevive en la parte más dura del desierto
argelino, un pueblo que en estos instantes está a punto de volver a
tomar las armas para responder a las largas en forma de silencio
que da Naciones Unidas a su petición de referéndum. Mientras tanto,
Fatma sigue reivindicando y pidiendo. Ayer, sin ir más lejos, se
acercó a Palma, y en la misma puerta de Cort se encontró con el
concejal Nadal, a quien le recordó que a su pueblo le irían muy
bien cinco de los autobuses que la EMT dejará fuera de servicio a
poco que renueve la flota, con los que solventarían en gran parte
el problema de transporte que tienen en el desierto. Y Nadal le
contestó que Cort está en ello, que piensa en ellos.
Suárez vende el 'Alejandra'
Me cuentan mis pájaros del Port d'Andratx que Adolfo Suárez ha
puesto a la venta "eso si no la ha vendido ya" su lancha,
Alejandra, con la que en los últimos veranos, junto con su familia,
ha recorrido el litoral de Poniente. Dicen que la vende "o que la
ha vendido" porque la lancha fue un regalo que le hizo a su esposa,
la cual, a causa de su enfermedad, no podrá disfrutar las veces que
quisiera, por lo que mejor deshacerse de ella que tenerla sin mover
en el dique seco. Le comento el dato a Michel's, nuestro hombre en
el Port, y, tras hacer las correspondientes averiguaciones, me dice
que no andamos desencaminados.