El pasado viernes tuvo lugar en Tito's el anunciado "y esperado" Full Monty, en el que habían anunciado su participación tres grupos de fullmonteros, uno integrado por moteros. A la hora prevista dio comienzo el espectáculo. Tariro-tariro. Las ropas de unos y otros iban poco a poco abandonando los cuerpos al son de la música y del griterío, sobre todo del de las féminas. Unos con más estilo y gracia que otros iban adquiriendo su estado más natural, el de la desnudez integral, o sea, total. ¿Que quién ganó? Pues, inesperada pero justamente, pensamos, se produjo el empate entre el equipo 1 y el 3 "muy bien por el jurado", lo cual obligará a hacer un nuevo Full Monty de desempate. Pero es que la cosa no terminó ahí, con esos tres grupos. Beatriz, relaciones exteriores de la discoteca y esa noche presentadora del espectáculo fullmontero, lanzó el reto al respetable. «¿Hay alguien entre los espectadores capaz de hacer lo mismo? ¡Vaya que si lo hubo! A los pocos segundos aparecieron unos cuantos sobre la tarima dispuestos a realizar un improvisado deshabillé casi total, pues se quedaron en calzoncillos. Al final los equipos uno y tres se repartieron las 300.000 pesetas del premio. Y... bueno, pues ¿para cuándo la revancha?
Roa, fiel a su peluquero
Carlos Roa está en Palma. El sábado, con su esposa, se pasó por su
peluquero de siempre, Francisco "en la foto con su hijo, Alberto",
a que le arreglara el pelo y la perilla, como hacía mientras fue
jugador del Mallorca. Por cierto, ¿regresará Roa a los estadios
como profesional? Antes que él, Peret y Juan Luis Guerra sintieron
la llamada divina y se hicieron misioneros de su misma Iglesia.
Pero ya han vuelto entre nosotros.
La VAP, una ruina
Sobre todo para los floristas de La Rambla. Como ya no se para
nadie por temor a que le multen, las ventas han bajado. Y lo peor
de todo, que el Día de los Enamorados, que es uno de los días que
se puede ganar dinero, había cuatro policías locales vigilando. «Y
ya me dirá quien se atreve "nos contaba una florista". Porque,
antes, se bajaban un momento, compraban el ramo y se iban, sin
crear problemas a la circulación. En cambio, ahora, como los
guardias enseguida aparecen multando, esto es una ruina». Mucha
gente del lugar piensa "y con razón" que si el celo policial
manifestado en La Rambla se pusiera de manifiesto también en otras
zonas, y a otras horas, Palma sería mejor ciudad.