El grupo Tago se formalizó a finales de mayo de 1959 en el Institut Lul·lià. La idea de formar el mismo nació en una de las mesas del café Moka, donde se reunían la mayoría de artistas de la Isla. El lema era «La unión hace la fuerza» y su afán romper con los moldes tradicionales que entonces dogmatizaban el arte en Mallorca. Pedro Quetglas, «Xam», impulsó el nacimiento del grupo, cuyos miembros se lanzaban a la aventura de hallar nuevas formas de expresión. Era éste el denominador común de los artistas que formaban el grupo "Francisco Carreño, J. Antonio Ferrero, Francisco Carrero «Fraver», Juan Garcés, Juan Gibert, Teresa Heydel, Cati Juan Servera, Ribera Bagur, Antonio de Vélez y Pedro Quetglas «Xam», así como los escultores Miguel Morell y Juan Palanqués", todos ellos unidos por un mismo ideal de belleza.
El grupo Tago prestó un señalado servicio al arte de nuestro tiempo porque, a la par que actuar de escaparate de unas preocupaciones y unos desvelos "que nada tenían que ver con la política", hizo posible que en torno suyo fructificaran nuevas ideas y nuevas inquietudes. El panorama de nuestra pintura necesitaba de un revulsivo de esta clase. Adormilado en un neoimpresionismo que había hallado sus formas de expresión acomodado dentro de ellas, era necesario mostrar al público, y a los jóvenes artistas, otros medios expresivos más en consonancia con los nuevos tiempos y la nueva sensibilidad. Cumplió fielmente su objetivo y al final se deshizo, al igual que todos los grupos que se formaron en este campo creativo.