A las diez y media en punto de ayer, con una cola de gente en la calle de más de 30 metros de larga, el mercadillo de Navidad de es Refugi abrió sus puertas al público con el reto de superar la cifra de los seis millones alcanzada el año pasado. En la puerta del mercado "en el Casal Balaguer" Marieta Salas y Jaume Santandreu controlan la entrada; en el interior, Gaspar Aguiló y un grupo de señoras lo han dispuesto todo para que cada cosa esté en su sitio y no falte de ná.
El mercadillo tiene de todo, desde valiososo muebles, como un dormitorio forrado de olivo, valorado en 50.000 pesetas; o un pupitre parecido a los que actualmente sostienen el ordenador, pero de cedro, a un traje de caballero de 3.000 pesetas, pasando por gabardinas, pantalones, chaquetas, libros, discos, cuadros, ropa de señora, algunos vestidos preciosos por no más de 4.000 pesetas la unidad, zapatos, nuevos y usados, pero en buen estado, ropa antigua "vamos, que por 25.000 pesetas uno puede salir de allí vestido, abrigado y calzado", muebles antiguos, etc. Un mercadillo al que hay que ir pronto, con tiempo, y buscar, que seguro que lo encuentra, y si no, pregunte, que le ayudarán a encontrarlos. Además, sepa que el dinero que usted deja allí es para una buena causa: mantener la institución de es Refugi, que acoge a muchos sin techo de Palma.
El mercadillo, cuyo acceso cuesta 300 pesetas, cuenta también con bar, en el que se puede tomar bebidas calientes y frías, bocadillos, coca de trempó, etc., así como una tómbola, en la que por 300 pesetas siempre le toca, y cuando toca un premio gordo "un viaje al Caribe, por ejemplo, o un jamón, o una televisión" se da a conocer a base de toque de campana.