La muñeca símbolo de la España de la postguerra, Mariquita Pérez, ha vuelto. Y lo ha hecho de la mano de su hermanito Juanín. Obra de Leonor Coello, Mariquita Pérez vio por primera vez la luz en San Sebastián en 1939. Era de cartón piedra. Grandota. Antianoréxica. E igual Juanín. Costaba, entonces, cien pesetas, el equivalente de lo que ganaban algunos al mes, de ahí que sólo pudieran tenerlas niñas de alta alcurnia de una España hambruna. Por eso, hoy, tras su regreso "según nos comenta Neus Aguiló, de la Industrial" la compran muchas abuelas, por entonces niñas, que no las pudieron tener. O se las regalan, a sus madres y abuelas, jovencitas de hoy por los mismos motivos: por no haberlas podido disfrutar de niñas. Además, Mariquita Pérez tenía un amplio armario de ropa, que le hacían las monjas, y que la niña "o mejor, la mamá de la niña" iba adquiriendo hasta completar todo el ajuar. Era tal su exclusividad, y precio, que estas muñecas en aquellos años se solían vender en tiendas que no eran de juguetes, como Ca na Poloni, por ejemplo. En version de cartón piedra "la más cara, 90.000 ptas." y plástico "unas 13.000", hoy irrumpen en el mercado y, a lo que se cuenta, arrasan. Por lo apuntado anteriormente: porque quien no la tuvo entonces, la quiere tener ahora, y también porque fue personal e intrasferible de una época: la España de la Mariquita Pérez.
Sigan llamando
A pesar de que ayer mostraron su solidaridad con la Fundació Vicenç
Ferrer mucho más de los que lo hicieron anteayer llamando al
programa «Plata Baixa», de TeleNova, haciendo una aportación
económica, con la que apadrinar un niño, o bien para ayudar a la
obra de Vicenç Ferrer, hoy y mañana hay que demostrar mayor
solidaridad, si cabe, llamando más. ¿Es que no vamos a ser capaces
de llegar a los cien millones? En cualquier otra comunidad lo
conseguirían, ¿por qué no en ésta, la más rica del país? Así que
marquen el 905 113737 y hagan escuchar su voz. Por cierto, me
preguntan que cuánto vale apadrinar un niño. Pues miren, cada mes
2.550 pesetas, multiplicado por doce meses que tiene el año, pues
hagan cuenta. Nada, una bagatela, para lo que cuesta, por ejemplo,
una cena de Nochevieja. Así que vean el programa, pásenselo bien y,
sobre todo, estiren la mano hacia el bolsillo. Y muchas
gracias.