Federico y Jacques son diseñadores y modistos y al mismo tiempo vendedores de ropa sexy. Por ello no les extrañe encontrárselos cualquier noche en cualquier club de señoritas, table dance, top"less, exponiendo el género sobre la mesa de cualquier rincón de la sala.
«De momento somos más artesanos que otra cosa "dice Jacques". Nos gustaría funcionar a base de catálogo, pero por ahora no nos es posible. Por eso lo hemos de hacer todo, desde comprar el tejido, diseñar modelo, hacerlo, aunque los suelen coser unas mujeres y venderlo». Noches atrás me los encontré en el Julios, cerca de la barra. Una de las chicas se probaba, uno tras otros, vestidos largos, top, minifaldas, creo que incluso un tanga rojo, de lentejuelas. «Son prendas que no las encuentran en otro lugar "señala Federico", que para estar aquí, trabajando, les vienen muy bien, además de que son muy sexys y atractivas». «Y baratas», recalca Jacques, puesto que el precio oscila entre las 1.000 del tanga de lentejuelas negras sobre fondo granate y las 6.000 del vestido largo.
Transportan el género en una bolsa de tela, y el recorrido de esa noche lo hacen a pie. En la Platja de Palma está todo el ambiente en una misma calle y los locales no distan uno de los otros más de doscientos metros: «Pero cuando terminamos aquí nos vamos a otros sitios de Mallorca».
A veces sucede que alguna chica encarga algo y luego desaparece, quedándose ellos con el pedido, «pero no pasa nada, pues ellas están una noche aquí y mañana... pues vete a saber. Si nos ha hecho un encargo y ha desaparecido..., otra habrá que lo comprará. También las hay que nos dejan a deber dinero y desaparecen. No pasa nada. Como las ganancias no son muchas, las pérdidas tampoco son grandes».