O se hace la luz, o se encadena
Las rotondas de Aquacity "las vamos a llamar así en adelante", además del tramo de carretera que hay frente al citado parque acuático, siguen a oscuras por las noches. El manfutismo de «quien corresponda», a pesar de las reiteradas denuncias "aquí, numerosas", es total. Vamos, que se fuma un puro. O por el estilo. Seguramente si esas denuncias hubieran tenido lugar antes del pasado 13-J, a estas horas estaría solventado el problema, por otra parte grave, pues esa oscuridad entraña un enorme peligro.
Joaquín Rabasco, presidente del ASI y concejal del Ayuntamiento de Llucmajor, con oficina en s'Arenal, a escasos metros de la citada rotonda, asegura que en varios plenos del Consistorio se ha dejado constancia de este asunto, «pero no hemos recibido contestación por parte del CIM, responsable de esa carretera, ni tampoco hemos visto ningún movimiento de que se vaya a iluminar».
La odisea de los pasajeros del Buquebús en la tarde y la noche del pasado 18 de octubre
Un lector de Ultima Hora , y usuario del Buquebús, denuncia el siguiente caso:
El pasado 19 de octubre, a las dos de la tarde, junto con otras personas, embarcó en Barcelona en el Buquebús. Tras dejar el coche en la bodega y entrar en el barco, le entregaron, al igual que a los demás pasajeros, una Biodramina y una bolsa para mareos, pues la mar estaba algo revuelta. A mitad de la travesía, era tal la mala mar, que regresaron a Barcelona, adonde llegaron mareados como una sopa. Les avisaron que a las doce de la noche saldrían de nuevo, pues los partes meteorológicos anunciaban que para esa hora el mar estaría más calmado. Les advirtieron que debían sacar los coches de la bodega, a lo cual protestaron porque ¿qué hacían con ellos? Un empleado de la compañía les dijo que los sacaran, que los estacionaran en un párking, que ellos lo pagaban. Así lo hicieron. A medianoche casi todos estaban de nuevo a bordo. (Decimos casi todos porque algunos se quedaron voluntariamente en tierra y otros lograron que la compañía Buquebús les abonara el billete del avión.)
A los cuarenta minutos de haberse hecho a la mar nuevamente, el temporal era tan grande que regresaron otra vez a puerto, adonde llegaron sobre las dos de la madrugada, horas más que intempestivas para encontrar otro medio de salir de Barcelona, o habitaciones donde pasar la noche.