«Otra folclorada». De esta manera definió Mercé Truyols la idea de implantar el tren turístico desde la Catedral hasta la Plaça d'Espanya, que se planteaba el presidente de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) Pedro Àlvarez.
Truyols, fundadora de ARCA, aunque en esta ocasión respondía de manera particular, dijo que «no se puede invadir la ciudad por un interés turístico, porque la ciudad tiene su propia dinámica que no se puede ver interrumpida por un tren de estas características, que por otra parte con tantos vagones circulando por las estrechas calles de Palma se les va quedar alguno colgado de un balcón. Además, no se puede meter un trasto así en la zona histórica. Están haciendo gala de un mal gusto infumable». Se mostró partidaria de utilizar el tren para subir al Castell de Bellver desde la Plaça Gomila, porque existe un trayecto muy atractivo, «aunque creo que mejor sería utilizar microbuses».
Por su parte, Biel Barceló, concejal del PSM, opina que «la propuesta de Àlvarez puede provocar muchos problemas de tránsito en la ciudad. Da la sensación de que no saben qué hacer con el tren y ahora quieren utilizarlo como reclamo turístico en un trayecto que no necesita vehículos porque es muy corto, las calles son estrechas y se recorren en pocos minutos, por lo tanto no resulta práctico. Nosotros somos partidarios de la implantación de microbuses que lleguen hasta el centro de la ciudad. El tren que nosotros deseamos tiene que ser para unir Palma con el aeropuerto, la universidad y las zonas de Calvià y Llucmajor».
Antoni Roig, concejal del PSOE, considera que «se tienen que tener en cuenta dos aspectos: la ruta y la seguridad vial. En Girona funciona un minitrén que circula por las calles estrechas de la ciudad. En principio puede ser una buena idea para rentabilizar una inversión, aunque tendría que ver la letra pequeña, porque no conozco el recorrido que tendrá».
Para el concejal Jordi López, de EU, «lo del minitrén no deja de ser un parche, y es mucho mejor la implantación de microbuses que desde la periferia transporten a la gente al centro de la ciudad y así se evita la excesiva entrada de coches. El tren provocaría problemas de circulación y no deja de ser un elemento folclórico de dudosa efectividad».
Ferran Trujillo (UM) coincide con el anterior en que la propuesta del minitrén «es una actuación folclórica, un parche que no soluciona nada. Lo que ocurre es que se ven con la necesidad de hacer cosas para la ciudad, y no se le ocurre más que poner un tren, cuando lo que necesitamos es la existencia de un buen servicio de circunvalación, con minibuses ecológicos, que utilizan propano, y tarifas reducidas, para que en cinco minutos cualquier persona pueda ir al centro».