Tras un verano lleno de espontaneidad y cordialidad, debido sin duda a que la Familia Real cuenta con un miembro más, el pequeño Felipe Juan Froilán, los Reyes volvieron a convocar en el Palau de l'Almudaina la habitual cena de despedida de las autoridades locales. Entre los invitados destacó la asistencia del president de les Illes Balears, Francesc Antich, al ser éste su primer año de mandato.
La cena, con la que Sus Majestades dan por finalizadas oficialmente sus vacaciones en la Isla, fue servida en el salón gótico de la Almudaina, pero antes tuvo lugar el tradicional besamanos, en el que estuvieron presentes todos los invitados al banquete. Los Reyes se mostraron en todo momento muy sonrientes, haciendo patente la felicidad que les embarga por la inminente llegada de su segundo nieto.
Doña Sofía, radiante, lucía un traje de tres piezas realizado en shantum de seda natural y adornado con unas flores diseñadas en la misma tela. Por su parte, don Juan Carlos eligió un traje de línea sastre azul marino que resaltaba su moreno, combinado con una corbata granate, listada en blanco. Todas las damas que asistieron a la cena iban elegantísimas, pero, entre ellas, llamaron la atención Maria Antònia Munar y la esposa de Francesc Antich, Concha García, que lucía un abrigo de encaje negro sobre un vestido del mismo color. La presidenta del CIM llevaba un vestido color hueso acompañado de un mantón de Manila.