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Mientras unos vienen y otros se van, el verano llega a su fin
Ayer por la tarde, cuando llegó el Mari Cha III, a nada que amarró, en cubierta hubo despedidas a tutiplén. Los Miller "a don Bob no le vimos por ninguna parte" y sus invitados dieron la mano, dieron besos en la cara o dieron palmadas en la espalda al capitán y tripulantes del barco. Por eso digo que aquello nos olió a despedida. Por cierto, si quiere información respecto a las características de este precioso one off, así como de su precio de venta, conéctese a jodyoufraserfl.com. A lo mejor tienen suerte y se enteran de todo.

Estoy intrigado, ya que cada vez que llamo a El Manantial para preguntar cómo está Ana me dicen que no la encuentran. Y estoy intrigado, primero, porque El Manantial, por muy grande que sea, no es Nueva York y, segundo, porque después de todo Ana no puede andar muy lejos, ya que va con muletas y, aparte, el tacataca que produce las muletas en contacto con el suelo se suele oír. Pero... en fin, por lo que he podido averiguar a través del conde Lequio, a quien interrumpí, vía móvil, la partida de golf que estaba disputando en La Moraleja, supe que «Ana está llegando a Madrid "miré el reloj, la una y veinte de ayer", a visitar al médico, y pensamos regresar los dos juntos a Mallorca el miércoles». Pues me alegro.

Mario Conde regresó de Madrid ayer, a primeras horas de la mañana. Llegaba solo, portando un liviano equipaje. Había viajado en clase turista, a pesar de que la preferente no iba completa. Creo que estuvo en la capital para asistir al parto de «MC», que se pondrá a la venta el próximo 3 de septiembre. Ignoro si trajo consigo algún ejemplar del primer número, que tengo entendido que antes de nacer ya ha causado expectación. Aparte de eso, el ex banquero destilaba tranquilidad y relajo.

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