A las siete de la tarde se ultimaban los preparativos para que más de tres mil vecinos de Alaró pudieran celebrar una cena a la fresca, organizada, por primera vez, por el Consistorio con motivo de las fiestas de Sant Roc.
Por las calles de Alaró se respiraba un ambiente festivo. Todos los alaroners llevaban preparando esta velada con mucha ilusión desde hacía días. Más de 32 calles fueron cerradas a la circulación. Por una noche, las calles se vieron invadidas por mesas con suculentas y tradicionales comidas elaboradas por los mismos vecinos. Uno de ellos explicó que «al menos esta noche hemos salido a la calle para reunirnos con los amigos, una costumbre prácticamente olvidada».
El alcalde, Josep Gomila, y el teniente de alcalde, Joan Simonet, tuvieron el detalle de pasar por todas las calles del municipio para felicitar a los vecinos, quienes animados les ofrecieron un refresco o comida. «El próximo año tiene que repetirse esta cena aunque a ver si el Ayuntamiento nos regala una ensaimada», comentaban los más espabilados.
Dos 'xeremiers' amenizaron la velada visitando cada una de las calles con la tradicional música. Los niños más extrovertidos aprovecharon para tocar el tambor o la flauta. Parecía como si fuera la primera vez que escuchaban esta música.
También las monjas del convento de Sant Agustí participaron en esta velada prestando las instalaciones de su cocina para que las vecinas pudieran preparar la cena. «Hemos cocinado nueve cazuelas de tumbet, tres tortillas de diez huevos y la cena nos ha salido por 1.000 pesetas», explicaba una de las vecinas.
Muchos de los vecinos aprovecharon la ocasión para bailar boleros. Otros optaron por contratar un grupo de rock para que actuara en directo.
La noche acabó, como no podía ser menos, de día.