La sorpresa del día, y del verano, si nos apuran, la dieron ayer por la tarde Michael Douglas y Diandra, presentándosde juntos en el circuito de Fórmula 1 de Llucmajor. Juntos y bien avenidos, tanto que Michael cada vez que presentaba a su esposa a algún miembro del team West Mc Laren Mercedes decía «she's Diandra Douglas», que es como decir «es mi mujer». Y ella, discretamente, sonreía.
"Ya sé por qué nos comentaste la tarde en que llegaste a Palma que este verano íbamos a tener trabajo. ¿Es, tal vez, por esto, por estar los dos hoy aquí...? "Pregunté a Diandra en un aparte. Y Diandra, sacando una pequeña cámara de vídeo digital del bolso, sonrió"porque, ¡vaya sorpresa, ¿no?, él y tú, juntos...
"Después de estar juntos 23 años, todo es posible "respondió, dando la sensación de que dejaba una bala en la recámara".
Estaba claro que no tenía ganas de hablar de asuntos personales, al menos esa tarde, por tanto respetamos su silencio y cambiamos de tercio. Le preguntamos por el cambio de gobierno en las Islas y... «Bueno, acabo de llegar y no estoy muy enterada de lo que ha pasado. Pero si ha habido cambios, habrá sido porque la gente habrá votado por ellos, ¿no?»
Diandra se introdujo en el bólido de carreras y, una vez acomodada en su interior, sonrió satisfecha, feliz, mejor. «Diandra, look me», le dijo Michael, de cuclillas frente a ella, minicámara en ristre y... ¡Click! Diandra había regalado su mejor sonrisa al actor. De pronto, los bólidos comenzaron a rugir. Uno de ellos salió a pista mientras Michael y Diandra se ubicaban en un lugar para seguir la prueba. Michael, al oído, le iba contando algo a su mujer, y ésta, atentamente, asentía. Regresaron bajo el toldo, donde se habían tomado un refresco, pero duraron poco tiempo juntos, pues Michael iba y venía reclamado por unos y otros, firmando autógrafos y posando al lado de sus admiradores. De pronto desapareció y, al rato, regresó metido en un traje de amianto de West y, muy decidido, se encaminó hacia el bólido.