Este periódico siempre ha apoyado la labor de Unió Mallorquina en su proyecto de partido nacionalista mallorquín empeñado en defender políticamente la identidad y los derechos de esta Isla, al tiempo que ha apoyado la necesidad de alcanzar las máximas cotas de autogobierno. Siendo consecuentes con esta línea de opinión, no podemos dejar de expresar nuestra sorpresa ante el hecho de que Unió Mallorquina desaproveche esta oportunidad histórica que le ofrece el PP. Todo aquello por lo que se ha luchado y podía conseguirse ahora se echa por la borda, sin que ello signifique un menoscabo para la labor que pueda desarrollar el candidato socialista Francesc Antich. Por vez primera, un partido con responsabilidad de Gobierno en Madrid ofrecía para Balears, si se alcanzaba un acuerdo PP-UM, una serie de ventajas largamente reivindicadas. Era una oferta ciertamente generosa: reconocimiento como comunidad histórica, prácticamente todas las transferencias que ya tienen otras autonomías, presencia de Balears en los organismos de la Unión Europea, desarrollo de la Ley de Régimen Especial, etc.
Todo un abanico de beneficios que tardaremos muchos años en conseguir porque difícilmente se dará otra circunstancia como la actual. Lamentablemente parece que UM no tendrá en cuenta el enorme beneficio que obtendría para los ciudadanos de Balears y para el propio partido, que consolidaría su personalidad de mallorquinismo por encima de intereses personales y partidista. Si se confirma que pueden prevalecer sobre los superiores intereses de Mallorca y Balears los sentimientos personales de unos pocos dirigentes del partido, resentidos "con razón o sin ella" con el PP, la imagen de UM saldrá dañada ante la opinión pública, que verá cómo UM ha optado por un revanchismo que perjudicará a Balears.