La llamada «banda del butrón» tiene en jaque a la Guardia Civil que, hasta el momento, se ha visto impotente para localizarla, desmontarla y detenerla, pese a los recursos humanos y de todo tipo que dedica a la investigación, hasta ahora sin ningún fruto positivo.
Parece que se trata de lo que se viene en llamar auténticos profesionales, si es que estas actividades pueden adornarse con este distintivo del buen hacer profesional. Pero así parece, dada la resistencia que ofrece a las investigaciones, pese a que actúa de forma continuada.
Ayer mismo, se realizaron tres butrones con éxito y con estropicios graves, que habrían de suponer un trabajo intensivo y fácil de descubrir por el aparato con que debieron realizarse y las numerosas pistas que, para los expertos, han de quedar para su examen y análisis. Pero ni aún así las investigaciones avanzan debidamente.
Y esto pese a que, en lo que va de año, estos delincuentes han actuado más de cincuenta veces y que hay una dotación numerosa de expertos de la Guardia Civil siguiéndoles el rastro. Pero no les alcanzan y el peligro subsiste.
En numerosas ocasiones hemos destacado los méritos de la policía, sea del cuerpo que sea, y, en especial, la parte de mérito que la Guardia Civil tiene, en Mallorca, en el control y represión de la delincuencia. Pero, aunque nos pese, hemos de admitir que, por lo que respecta a la «banda del butrón», están siendo vencidos por los delincuentes, aunque no nos cabe duda del trabajo, el esfuerzo y la valía de los medios humanos y técnicos que la Guardia Civil pone en su misión de dar caza a los delincuentes. Pero sin éxito, ésta es la verdad. Esperemos que el indudable esfuerzo que realizan tenga éxito. Pero un éxito inmediato y total, porque no podemos exponernos, a diario, a los butrones.