Unos seis mil turistas, la mayoría de ellos británicos, tuvieron que dormir en la nueva terminal del aeropuerto de Palma en la noche del domingo al lunes como consecuencia de las restricciones de tráfico impuestas por la torre de control, ya que durante diez horas únicamente estuvo operativo un controlador. El caos que se vivió en algunos momentos de la noche, según el ejecutivo de servicio, estuvo motivada por el hecho de que hubo cerca de unos 40 vuelos con retrasos medios entre cinco y ocho horas. La normalidad en el aeropuerto se restableció ayer a las 12.00 horas, dejando tras de sí un rosario de retrasos generalizados, que afectaron a cerca de un 12% de todos los movimientos previstos, unos 520. La dirección de AENA-Palma afirmaba ayer de forma airada y rotunda que los controladores de la torre «están realizando una huelga encubierta mediante bajas concertadas y negativas a realizar horas extras».
Desde la torre de control criticaron la actitud de la dirección del aeropuerto de Palma, así como al ente público AENA-Madrid, «porque no están diciendo la verdad, dado que este verano hay operando en la torre de control menos controladores que el pasado año, cuando el tráfico aeroporturario ha aumentado un diez por ciento. Tenemos, además, un convenio firmado que nos impide hacer horas extras, por lo que lo que tiene que hacer AENA es traer más controladores, ya que Son Sant Joan los necesita». Mientras el director general de AENA-Madrid, Francisco Cal Pardo, se limitaba ayer a declarar en Canarias que aceptaba la propuesta del sindicato de controladores USCA de mejorar las intalaciones de enseñanza para formar controladores en un plazo de año y medio, no tuvo reacción alguna sobre el caos que hay en Son Sant Joan.