Más de 6.000 personas se dieron cita ayer en Sóller para presenciar el simulacro del Firó, dando cumplida fe de lo que fue la gran batalla y saqueo del 11 de mayo de 1561, una fecha en la que payeses de Bunyola, Alaró y Sóller lucharon contra un escuadrón de moros sarracenos. De nada sirvieron las improvisaciones de los moros para evitar la derrota final ante los cristianos. Si el año pasado las postas de los trabucos provocaron quemaduras leves en varias personas que asistieron a presenciar el combate, este año no se produjeron incidentes por la pólvora, aunque dos jóvenes resultaron heridos en la batalla: el primero, ingresado en Son Dureta, con un golpe en la cabeza, y el segundo, atendido en Sóller, con dos costillas rotas.
Este año, y como novedad, se cortó el tráfico en la carretera de acceso al puerto, decisión en principio criticada que después ayudó al buen desarrollo de la batalla.
Más de ochocientas personas, cifra algo superior a la del año pasado, participaron en el simulacro del Firó: trescientas payesas, un centenar de payeses y cerca de 300 moros compartieron una tarde fuego y pólvora en las playas de en Generoso y en Repic, donde revivieron los combates del siglo XVI.
Los moros «colgaron» a varios payeses en la plaza y poco después entraron en la iglesia, donde se encontraban escondidas varias payesas. Gritos de lucha y mucho tesón completaron una batalla perdida de antemano en la que los moros hicieron lo imposible por vencer. No dieron la batalla por perdida y lucharon con la esperanza de cambiar el curso de la historia.