Esta Semana Santa, quienes seguimos un poco la España de la frivolidad, la recordaremos como la Semana Santa en que en Mallorca estuvieron, sin verse entre sí, tres de las mujeres que han tenido que ver en la vida del conde Lequio, además de los dos hijos habidos con dos de ellas, sin que tampoco se vieran éstos.
Y debo reconocer que por ello he estado en vilo durante estos días. Porque, me decía... ¿y si se me juntan en algún sitio algunas y se arañan? O... ¿y si Clemente, el hijo mayor del conde, nacido de su matrimonio con Antonia dell'Atte, se reencuentra con su hermano Alejandrín, el hijo menor del conde, nacido de la relación que mantuvo con Ana Obregón y yo con esos pelos, o sea sin ni siquiera olerlo...? ¿O si se encuentran dos de las tres... ¡O las tres...!? ¿Se imaginan? Pero no.
Y es que son tan hábiles las tres, que pudiendo haber estado en los mismos lugares jamás han coincidido. Y eso que anteanoche podían haber coincidido en Pachá Antonia dell'Atte, que había estado cenando en Flanigan con Marieta Salas, con Sonia Moldes, que en la vispera, en Samanta's, había compartido manteles con su hermana Berta, con el empresario madrileño Antonio Giménez de Belén, de Amper Electronic "empresa que fabrica las tarjetas Visa que circulan en este país" y su novia, una bella colombiana, de largas y hermosas piernas, y que luego fueron a tomar una copa al Vip de Pachá, quedando con Pepe Oliver, en la despedida, «hasta mañana, en que volveremos».
Ana Obregón no abandonó la Costa de los Pinos. Por tanto, como no fueran las otras dos hasta allí, el encentro casual, aunque posible "todo es posible, y más en Mallorca" era el menos probable. Pero sí podía verse con el conde Lequio, el sábado, como nos dijo... aunque no aclaró dónde. Y ¿se vio con él? Pues sí, pero en Madrid. ¿Que cómo lo sé?, se preguntarán ustedes. Pues para salir de dudas, llamé al conde, el mismo sábado, a la hora del almuerzo, y me lo confirmó. «Está conmigo "me dijo". Me ha traído a Alejandro. ¡Ana es fantástica! "añadió". ¿Has visto como ha salido en defensa mía en el asunto de las fotos?». Le dije que sí, que es una gran mujer, y aproveché la oportunidad para recordarle que le iba a ganar la apuesta que hicimos hace un año. «Te casarás con Ana algún día». Pues yo estoy convencido de que así será.