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El silencio acompañó el «Davallament»

Pollença revivió la tradición de bajar el Cristo crucificado por los 365 peldaños del Calvari la noche del Viernes Santo

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El «Davallament» de Pollença fue revivido ayer, en la noche del Viernes Santo, con gran devoción y silencio por parte de la multitud que se agolpaba en la escalinata del Calvari.

Antes de iniciarse la procesión "presidida por Jaume Matas" que bajaría los 365 escalones del Calvari y se adentraría por las estrechas calles de Pollença hasta llegar a la parroquia donde se pronunciaría en sermón de «La soledad de María», en la pequeña explanada que hay delante de la iglesia del Calvari se rezó una plegaria y se leyó el sermón, en catalán y en inglés, dada la gran cantidad de turistas que participan en este acto religioso. Es necesario recordar que, además de la vertiente religiosa, esta procesión tiene también su aspecto turístico, por lo que fue declarada de interés turístico en 1966 por el entonces Ministerio de Información y Turismo.

Por su parte, las jóvenes colaboradoras, vestidas de negro, incluida la peineta y lo velos, iban arriba y abajo del Calvari pidiendo limosna a los que habían conseguido un sitio en la escalinata, ya que horas antes del inicio de los actos ya era muy difícil situarse en alguno de los 365 peldaños del Calvari. Estos donativos sirven para sufragar los gastos de las cofradías que protagonizan la procesión del «Davallament».

Después del rezo y el sermón, con un gran recogimiento y en medio de un impresionante silencio, dos monaguillos efectuaron el «davallament» del Cristo crucificado. Esta obra escultórica es gótica y data del siglo XIII.

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