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El 96´53 por ciento de los montes de las Islas son de propiedad privada

La falta de payeses provoca la progresiva forestación de Balears en perjuicio del suelo agrícola

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El 96'53 por ciento de las 203.902 hectáreas de monte que existen en Balears es propiedad de empresas privadas o particulares mientras que el resto, unas 8.000 hectáreas son de titularidad pública, según datos aportados por el Ministerio de Medio Ambiente.

Esta proporción, unida al creciente abandono de las explotaciones agrícolas en las Islas y su consecuente conversión en bosques silvestres, da como resultado un preocupante aumento de la superficie forestal en perjuicio del territorio destinado a uso agrícola. La situación ha llegado a tal extremo que, según técnicos de la Conselleria de Medi Ambient en 15 años Balears tendrá más superficie de bosques que de uso agrícola.

El problema de fondo estriba en las dificultades existentes, hoy en día, para encontrar payeses y operarios que quieran hacerse cargo de las explotaciones agrícolas y más, como es el caso, cuando se trata de terrenos de monte de difícil acceso. La falta de personal conduce al abandono de terrenos y éste, irremediablemente, al aumento de superficie forestal.

Las Islas Balears tienen una superficie total de 499.000 hectáreas de las que, actualmente, el 52 por ciento, (262.000 hectáreas) es de uso agrícola y el 43 por ciento, (213.000 hectáreas) es de suelo forestal.

Una superficie de difícil explotación agrícola
Muchos de los bosques de Balears que obstentan en la actualidad titularidad privada han sido repoblados bajo la formula de consorcio, es decir, el suelo mantiene la propiedad privada pero las plantaciones son públicas con lo que el dueño se ve obligado a pagar de su bolsillo el valor monetario de la masa forestal como ocurre en lo terrenos, (la mayoría, por otra parte), que no están sujetos a ningún consorcio. Hoy en día, aquellos propietarios que siguen sujetos a la licencia administrativa tienen que pedir permiso para cortar una rama de árbol.
El monte en sí no es rentable, de difícil explotación agrícola y con el mercado de la madera en horas bajas, así que los propietarios han pedido una serie de ayudas basándose, especialmente, en lo costoso de su conservación.

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