Afrontar una situación de separación o divorcio supone una experiencia penosa para la vida familiar. Partiendo de esta premisa, y con objeto de facilitar los obligados trámites que conlleva esta situación, nació hace dos años el centro de orientación familiar de Mallorca. Lo que empezó siendo una iniciativa experimental y de carácter privado se ha asentado con el tiempo y, debido a su interés social, su actividad empieza a ser subvencionada por las instituciones de la Isla, concretamente por el Govern y el CIM.
El programa que se lleva a cabo en la Isla, según la mediadora Teresa Bibiloni, «es un proceso de resolución de los conflictos familiares. Las parejas aceptan el papel de un mediador familiar quien les ayuda a encontrar por si mismos las bases de un acuerdo de separación duradero».
La clave central de la mediación es precisamente que las dos mediadoras que trabajan en el gabinete nunca imponen ninguna postura a la pareja, son ellos los que, de forma conjunta, toman las decisiones de la separación asegurando así un alto grado de cumplimiento del acuerdo.
Por otra parte, y a diferencia del proceso judicial, la pareja es libre de adoptar las soluciones que mejor se ajusten a sus problemas o necesidades prescindiendo, si es necesario, de la normativa existente.
Doce mediaciones completas
«Nosotros no somos un gabinete que realice terapia de pareja.
Normalmente, cuando viene un matrimonio es que ya tiene claro que
se quiere separar y nosotros le facilitamos un proceso de mutuo
acuerdo y sin conflictos», asegura Teresa Bibiloni. En los dos años
que lleva abierto el centro las expertas han realizado 67 sesiones
lo que equivale, a 5 o 6 sesiones por caso, a 12 mediaciones
completas. Cuando la pareja ha acordado todos los aspectos de su
separación lo único que tienen que hacer es ir a un abogado a
redactar y firmar el acuerdo.