Durante el puente de la Inmaculada "o de la Constitución" Palma se ha quedado vacía, o por lo menos la actividad ciudadana ha bajado a la par que la temperatura.
En las céntricas calles de la ciudad, se registra el trasiego de la gente que se dispone a realizar trámites en los distintos edificios oficiales, tomarse el desayuno, hacer las primeras compras, pero estos días ha sido diferente. El largo puente no ha hecho que esa paz sea insólita, puesto que se repite indefectiblemente todos los domingos y festivos, en los que el personal prefiere el calor de su domicilio habitual, o el de la segunda residencia. Por eso, pasear por Palma, a esa hora, en día festivo, es todo un placer.
Le llaman el Chollo
De regreso de Cala Blava me pasé por la Platja de Palma. A la
altura de la plazoleta del Riu un empresario de la zona me hizo ver
que ya habían comenzado las obras de lo que por allí algunos
denominan el Chollo: la oficina de información de Cort y el
chiringuito adjunto. «El Chollo», vaya. «Porque ya me dirá usted si
no es un chollo para quien haya conseguido la concesión. Porque si
usted le conoce, y sabe si le interesa alquilarlo, por aquí habría
más de uno que se le pagaría 40 kilos al año». Pues quien
corresponda ya lo sabe. Por el Chollo ya dan cuarenta milloncetes.
Pues... ¡menudo chollo!, ¿no?l