CNN, y no Al Jazeera, ha sido la primera televisión internacional que ha entrevistado al líder de Hayat Tahrir al Sham (HTS), Abu Mohamed al Jolani. Los rebeldes y yihadistas bajo su mando han avanzado inexorablemente en pocos días hacia Damasco, la capital de Siria, provocando la huida del hasta entonces presidente Bachar Al Assad. Algunas voces en el ámbito internacional hacen hincapié en un mensaje de moderación y flexibilidad expresado por Al Jolani en los últimos tiempos.
Atendiendo tan solo a su imagen, y no tanto a los mensajes de esta facción radicada en la rama suní salafista, existe un evidente contraste entre las primeras apariciones públicas del líder rebelde sirio y las más recientes, por ejemplo en la ciudadela de Alepo o en su discurso de la victoria en la emblemática mezquita damascena de los Omeyas. En los tiempos en que era más marcada su cercanía con Al Qaeda, hasta el punto de constituir la filial territorial de los yihadistas en Siria, su aspecto no distaba en demasía de los que nos tienen acostumbrados, por ejemplo, los talibán en Afganistán.
Pero en fechas más recientes Al Jolani ha vivido un progresivo acercamiento a Turquía, potencia territorial en Oriente Medio que le ha brindado colaboración, a pesar de que su matriz es considerada terrorista y que los propios Estados Unidos pusieron un nada despreciable precio a su cabeza: diez millones de dólares. En alguna ocasión, Al Jolani ha sido retratado en territorio turco. Esta vez el turbante y la ropa de camuflaje habían quedado apartados, denostados, y el traje al más puro estilo occidental permitía vislumbrar algunas variaciones en sus planteamientos.
En las últimas semanas, cuando se ha precipitado la caída del régimen alauita de Bachar Al Assad en Siria, Al Jolani ha vuelto a dejarse ver en olor de multitudes. A algunos analistas internacionales su pose les ha recordado a la del líder ucraniano, Volodímir Zelenski, con su distintiva camisa verde caqui de la cual no se despega desde el inicio de la invasión decretada por Vladímir Putin. Además de su barba bien perfilada y recortada, alejada cada vez más del estereotipo que promulgó hace tiempo un tal Osama Bin Laden, sorprendió una gorra que para muchos ha sido reminiscencia u homenaje a los revolucionarios cubanos del pasado siglo XX.
En cuanto a la ideología que a buen seguro condicionará la toma de decisiones, muchos recomiendan estar más pendientes de sus actos que de las palabras. Bien es cierto que durante el avance relámpago por territorio sirio desde su feudo norteño de Idlib que configuró el derrocamiento de Al Assad, Al Jolani pidió a sus combatientes una transición sosegada y sin aspavientos: «Rezo porque sea una apertura sin venganzas, que sea una apertura de compasión y amabilidad». De momento no se han reportado indicios de lo contrario, mientras todo el mundo mira con expectación hacia este cruce de caminos milenario, crisol de pueblos y confesiones.