La operación de las fuerzas ucranianas en el óblast ruso de Kursk evitó que Rusia prosiguiera con sus planes de lanzar una nueva ofensiva transfronteriza que habría abierto un nuevo frente para Ucrania en la región nororiental de Sumi, según declaró este martes en una rueda de prensa por videoconferencia el jefe del Ejército ucraniano, Oleksandr Sirski.
«Planeaban una ofensiva precisamente allí, por lo que necesitamos tener una zona de seguridad para evitar una incursión desde la Federación Rusa y proteger a la gente y a las localidades de la zona», dijo Sirski al término de un panel celebrado en Kiev en el que participaron de forma presencial otras autoridades ucranianas como el primer ministro, Denís Shmigal, y el jefe de la oficina presidencial de Ucrania, Andrí Yermak.
Sirski explicó que Ucrania sigue logrando «progresos» en la región de Kursk, donde explicó que Kiev controla más de un centenar de localidades y más de 1.200 kilómetros cuadrados de territorio. El jefe del Ejército ucraniano reveló también que las fuerzas de Kiev han logrado hacer en Kursk desde el comienzo de la operación a principios de agosto 294 prisioneros de guerra rusos.
Según explicó Sirski, las tropas rusas tratan de rodear a los soldados ucranianos que ocupan el citado territorio en Kursk. Rusia también intenta contraatacar pero Ucrania consigue por el momento mantener sus posiciones.
Por otro lado, el jefe del Ejército ucraniano calificó de «compleja» la situación en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, donde las fuerzas rusas siguen apretando, especialmente en dirección a la ciudad ucraniana de Pokrovsk. Según Sirski, Rusia busca cortar la línea que va desde Pokrovsk a la localidad de Kostiantinivka, también en Donetsk, y está pagando un precio muy alto para llevar a cabo estos planes. Según el jefe del Ejército ucraniano, Rusia pierde a diario en esta parte del frente hasta trescientos soldados.