El grupo chií libanés Hezbolá anunció este jueves que ha lanzado más de 200 proyectiles contra cinco objetivos militares diferentes en el norte de Israel, como parte de la respuesta al bombardeo israelí que la víspera causó la muerte de su alto comandante Mohamed Niamah Nasser en el Líbano. Múltiples ataques con cohetes y drones lanzados desde el sur de Líbano dispararon este jueves las alarmas en decenas de comunidades en el norte de Israel, a lo largo de toda la frontera.
El Ejército de Israel confirmó este jueves haber identificado más de 200 cohetes y unos 20 drones disparados contra el norte del país. La mayoría de los proyectiles fueron interceptados por las defensas aéreas y aviones de combate, según un comunicado castrense, mientras que algunos cayeron en espacio abiertos. Israel informó también que sus aviones han atacado el sur de Líbano, en concreto «estructuras militares de Hezbolá en las zonas de Ramyeh y Houla», tras una mañana de incesantes alarmas en las comunidades fronterizas, donde las sirenas sonaron sin cesar durante más de una hora.
«Tras las sirenas que sonaron en el norte de Israel, numerosos proyectiles y objetivos aéreos sospechosos cruzaron desde el Líbano hacia territorio israelí. La defensa aérea interceptó con éxito muchos de ellos». Las sirenas por cohetes comenzaron a sonar en las localidades -la mayoría evacuadas- en los ocupados Altos del Golán, pero luego se extendieron a ciudades más alejadas como Safed, en la región de la Alta Galilea; o en las ciudades costeras de Nahariya y Acre, donde también han lanzado drones cargados de explosivos. Según la prensa israelí, esto ha provocado al menos diez incendios.
La milicia chií lanzó este pasado miércoles un centenar de cohetes más tras la muerte en un ataque israelí del comandante Mohamed Niamah Nasser en Al Housh, cerca de la ciudad de Tiro, siendo el segundo alto mando del grupo eliminado por Israel en las últimas semanas. Mientras tanto en Haifa, al norte de Israel, ultiman el centro médico Rambam que en solo ocho horas se puede convertir en el hospital subterráneo y fortificado más grande del mundo.
Con más de 2.000 camas en 60.000 metros cuadrados, está listo para atender a pacientes y heridos en caso de guerra con Hezbolá, una posibilidad cada vez más cercana. «Para explicar por qué estamos en el hospital subterráneo más grande del mundo, hay que remontarse a 2006, la Segunda Guerra de Líbano, cuando Haifa fue por primera vez atacada intensamente con misiles y no contábamos con el sistema antiaéreo Cúpula de Hierro», cuenta a Efe el director del Hospital Rambam, Michael Halberthal.
El doctor aún recuerda cómo unos 70 misiles cayeron alrededor del hospital, haciendo temblar las paredes del edificio, mientras trataban de seguir atendiendo pacientes. «Pero nadie estaba a salvo». Las lecciones aprendidas en 2006 sirvieron para diseñar un protocolo de emergencia para múltiples escenarios, incluida una guerra química o biológica, aunque la que más ensayan en sus frecuentes simulacros son ataques con misiles y cohetes, como los que el norte de Israel sufre desde el 8 de octubre, cuando el grupo chií libanés retomó las hostilidades «en solidaridad» con las milicias palestinas de Gaza. Aunque las sirenas suenan con frecuencia en Haifa, la tercera ciudad de Israel no ha sufrido grandes golpes desde entonces, pero se preparan para lo peor. Si ese momento llega, todas las plantas y especialidades del hospital se trasladarán al subsuelo, en las tres plantas concebidas en circunstancias normales como aparcamiento.