«Las siete personas que murieron en una misión de World Central Kitchen en Gaza el lunes eran lo mejor de la humanidad. No carecen de rostro ni de nombre. No son trabajadores humanitarios genéricos ni daños colaterales en la guerra», dice el chef español José Andrés, el fundador de la ONG en un artículo de opinión publicado en el diario The New York Times.
Los siete trabajadores humanitarios son, según la ONG, el palestino Saifeddin Issam Ayad Abutaha, la australiana Lalzawmi Frankcom, el polaco Damian Soból, el canadiense-estadounidense Jacob Flickinger y los británicos John Chapman, James Henderson y James Kirby ,«que lo arriesgaron todo por la actividad más fundamentalmente humana: compartir nuestra comida con los demás».
En el artículo, titulado Let People eat (Dejar que la gente coma), el chef español honra la figura de los siete trabajadores asesinados y pide al Gobierno de Israel que «abra más rutas terrestres para alimentos y medicinas», que «deje de matar a civiles y trabajadores humanitarios» y que «inicie hoy el largo camino hacia la paz».
«En las peores condiciones, después del peor ataque terrorista de su historia, es hora de que aparezca lo mejor de Israel» -dice José Andrés -. «No se puede salvar a los rehenes bombardeando todos los edificios de Gaza. No se puede ganar esta guerra matando de hambre a toda una población».
José Andrés se refiere también a la promesa del Gobierno israelí de «realizar una investigación sobre cómo y por qué fueron asesinados miembros de nuestra familia World Central Kitchen».
El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Herzi Halevi, presentó esta madrugada las conclusiones preliminares de su investigación, según las cuales el ataque contra el convoy humanitario no tuvo la «intención de dañar a los trabajadores humanitarios» y se debió a una «identificación errónea».
De todas formas, Halevi insistió en que una «entidad independiente investigará el incidente exhaustivamente», unas pesquisas más certeras que se completarán en los próximos días.
José Andrés dice que la investigación «debe comenzar desde arriba, no sólo desde abajo», y afirma que fue «un ataque directo contra vehículos claramente marcados cuyos movimientos eran conocidos por las Fuerzas de Defensa de Israel».
Según el fundador de WCK, el ataque fue «el resultado directo de una política que redujo la ayuda humanitaria a niveles desesperados» y que por ello «los miembros del equipo ponen en riesgo sus vidas, precisamente porque esta ayuda alimentaria es muy escasa y se necesita desesperadamente».
José Andrés afirma que la mitad de la población de Gaza (1,1 millones de personas) se enfrenta al riesgo inminente de hambruna y «el equipo no habría hecho el viaje si hubiera suficiente comida, viajando en camión por tierra, para alimentar a la población de Gaza».