El Gobierno israelí y el grupo islamista Hamás alcanzaron este lunes su cuarto día de tregua en medio de la incertidumbre sobre si el alto el fuego se prolongará más días, una posibilidad que incluía el acuerdo alcanzado la semana pasada por ambas partes. El pasado viernes a las 7.00 hora local (5.00 GMT) entró en vigor una tregua de cuatro días que incluía la puesta en libertad de 50 cautivos israelíes por la excarcelación de 150 palestinos y que abría la puerta a una ampliación de hasta diez días, si Hamás continuaba permitiendo la salida de al menos 10 rehenes por día.
Tanto el grupo islamista como el Gobierno israelí expresaron este domingo públicamente su voluntad de extender el acuerdo, algo que sin embargo aún no se ha materializado. Ayer, Hamás emitió un comunicado en el que expresó la voluntad de extender el acuerdo más allá de los cuatro días acordados hasta ahora. «El Movimiento de Resistencia Islámica Hamás está intentando prorrogar la tregua una vez finalizado el período de cuatro días, intentando seriamente aumentar el número de detenidos liberados, tal como se establece en el acuerdo de tregua humanitaria», anunció el grupo islamista en Telegram.
Poco después, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dialogó con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y le transmitió que ve con buenos ojos la posibilidad de prorrogar el pacto actual. Sin embargo, agregó que después de este alto el fuego temporal Israel continuaría atacando con fuerza hasta cumplir sus objetivos en la guerra.
Además, se han escuchado numerosas voces de la comunidad internacional llamando a la ampliación de la tregua. Una de ellas ha sido la del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien pidió este lunes que se prolongue la pausa militar para permitir la liberación de más rehenes y el «alivio muy necesario» para la población civil de Gaza. «Pido una prolongación de la pausa (en las hostilidades). Esto permitiría un alivio muy necesario y liberar más rehenes», declaró el político noruego en una rueda de prensa previa a la reunión de ministros de Exteriores de la Alianza Atlántica que se celebra el martes y el miércoles en Bruselas.
En Israel, la presión civil para que el Gobierno y el Ejército haga todo lo que esté en sus manos para que todos los rehenes vuelvan a Israel es cada vez mayor, como quedó patente el pasado sábado en Tel Aviv, donde miles de personas se concentraron con motivo de los 50 días de guerra para volver a pedir la liberación de los cautivos.
Hasta el momento, el intercambio de secuestrados por prisioneros se ha producido puntualmente, con la excepción de un tenso retraso ocurrido el sábado, después de que Hamás denunciara un supuesto incumplimiento de lo pactado por parte de Israel. En tres días, Hamás ha transferido a la Cruz Roja 39 rehenes israelíes como parte del acuerdo con el Ejecutivo de Netanyahu, además de otras 19 personas no incluidas en el pacto, de las cuales 17 son tailandesas, una filipina y un ruso-israelí.
Israel declaró la guerra a Hamás el 7 de octubre tras un ataque del grupo islamista que incluyó el lanzamiento de más de 4.000 cohetes y la infiltración de unos 3.000 milicianos que mataron a unas 1.200 personas y secuestraron a más de 240 en comunidades israelíes cercanas a la Franja de Gaza. Las fuerzas aéreas, navales y terrestres de Israel han contraatacado desde entonces sobre el enclave palestino, donde ya suman más de 14.800 muertos, la mayoría niños y mujeres, y estima que más de 7.000 están desaparecidos bajo los escombros, por lo que la cifra de víctimas mortales podría ser aún más alta.