El Grupo Wagner ha transferido más de 2.000 equipos bélicos y armas, incluidos tranques y sistemas de lanzamiento múltiple de misiles, al Ministerio de Defensa ruso tras el fallido motín armado que protagonizaron los mercenarios rusos en junio pasado, informó hoy el portavoz castrense, Igor Konashénkov.
«Las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, de acuerdo con el plan, están completando la aceptación de armas y equipos militares de las unidades del Grupo Wagner», indicó el teniente general en un comunicado. Explicó que Defensa recibió más de 2.000 equipos y armas, incluyendo cientos de armas pesadas como tanques T-90, T-80, T-72B3, sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple Grad y Uragán, sistemas de cañones y misiles antiaéreos Pantsir, artillería autopropulsada 2S1 Gvozdika, Acacia, Hiacinth, Tulip, obuses y misiles antitanque.
También sistemas de mortero, vehículos blindados multipropósito, vehículos blindados de transporte de persona, así como otros vehículos y unas 20.000 armas pequeñas, señaló Konashénkov. Asimismo, los mercenarios entregaron a las Fuerzas Armadas regulares más de 2.500 toneladas de municiones diversas, añadió.
El portavoz de Defensa indicó además que entre los equipos transferidos, decenas de unidades nunca han sido utilizadas en el campo de batalla. Konashénkov explicó que ahora los vehículos pesados de orugas, las monturas de artillería autopropulsadas de alta capacidad y los tanques serán transportados a la retaguardia.
«Todo el equipo y las armas se entregan en las áreas de retaguardia, donde las unidades de reparación y restauración de las Fuerzas Armadas realizan el mantenimiento y la preparación para su uso», indicó. El proceso de traspaso del armamento que estaba en manos de los wagneritas en Ucrania comenzó el pasado 27 de junio, tres días después de que los mercenarios liderados por Yevgueni Prigozhin se sublevaran desde el sur de Rusia y llegaran a 200 kilómetros de Moscú para evitar su desaparición como empresa militar privada. Un acuerdo entre Prigozhin y el Kremlin mediado por el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko logró frenar la rebelión armada.
En virtud del acuerdo, el presidente ruso, Vladímir Putin, dio tres salidas a los mercenarios: regresar a sus casas, irse a Bielorrusia o firmar un contrato con el Ministerio de Defensa u otras agencias de seguridad del país para subordinarse al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor General, Valeri Guerásimov.
Esto significaba en la práctica el desmantelamiento al menos en Ucrania del Grupo Wagner, tal y como se conocía desde que se creó en 2014 a raíz del estallido del conflicto en el Donbás, en el este de Ucrania.
Como parte del acuerdo, el Kremlin prometió a los mercenarios y a su jefe que no serían perseguidos penalmente. Hasta el momento se desconoce cuántos wagneritas han firmado un acuerdo con Defensa, mientras que la última noticia de Prigozhin y de los mercenarios es que se encuentran de vacaciones hasta principios de agosto antes de trasladarse a Bielorrusia para entrenar y asesorar a las fuerzas bielorrusas.