El Ejército de Sudán afirmó este lunes que ha matado a «centenares» de combatientes de sus rivales paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) en operaciones de «peinado» en Jartum tras el fin de la tregua de 24 mediada por Estados Unidos y Arabia Saudí.
«El enemigo sufrió importantes pérdidas, incluida la destrucción de decenas de vehículos militares, la muerte de cientos y la captura de varios rebeldes y mercenarios (...) otros huyeron después de dejar atrás a sus muertos», dijo un comunicado del Ejército. Aseguró, asimismo, que «un número de mártires de las fuerzas armadas» murieron en las «operaciones de peinado» llevadas a cabo el domingo en el norte y el sur de Jartum, menos de una hora después de que venciera la breve pausa humanitaria que auspiciaron EE.UU y Arabia Saudí.
La nota señaló también que «los rebeldes» de las FAR, enfrentados con el Ejército desde mediados de abril, «ahora visten ropa de civil, usan vehículos civiles robados en todos sus movimientos y se refugian en casas de los ciudadanos». Según el Ejército, esas operaciones tuvieron lugar en las áreas de Rumaila y Abu Hamama, así como el puente Halfaya, Bahari y el Este del Nilo, en el norte y el sur de la capital sudanesa.
Los paramilitares no han comentado esas afirmaciones, si bien el domingo aseguraron haber repelido ataques contra sus posiciones en varias áreas de Jartum, capturado «cientos» de vehículos militares y «fuerzas golpistas», lo que el Ejército ha desmentido hoy en otro comunicado. Jartum, escenario de continuos combates desde el 15 de abril, volvió a serlo menos de una hora después del fin de la breve pausa que venció a las 6.00 hora local (04.00 GMT) del domingo.
Ante esta situación, Estados Unidos y Arabia Saudí han instado a las partes en conflicto a volver al diálogo que Riad y Washington auspician desde principios de mayo en la ciudad saudí de Yeda para acordar una nueva tregua similar, y que -según los mediadores- fue respetada por el Ejército y las FAR. Además de miles de heridos, el conflicto ha causado hasta ahora la muerte de al menos 850 personas y 1,6 millones han abandonado sus hogares huyendo de la violencia, gran parte a países vecinos, según Naciones Unidas.