El agua del Gran Canal de Venecia, cerca del Puente de Rialto, se ha teñido este domingo de verde fluorescente, un líquido trazador que se utiliza para comprender el camino que sigue el agua, mientras aún se desconocen el origen y los motivos de lo sucedido. La mancha color verde brillante apareció en el canal que conecta Campo San Luca con el Gran Canal y poco a poco se fue extendiendo por el resto de los canales venecianos después del inicio de la Vogalonga, una regata que se celebra desde 1974 y que nació como manifestación para proteger la ciudad italiana. La Policía comunicó en una nota que «tras las primeras investigaciones, llevadas a cabo por los bomberos, junto con la policía local de Venecia y la agencia regional para la prevención y protección del medio ambiente de la región del Véneto (ARPAV), la sustancia parece ser un trazador, es decir, un líquido que se inyecta en aquellas circunstancias en las que se produce una fuga de agua con el fin de conocer el camino seguido» y que también se utiliza en espeleología.
Mientras continúan las investigaciones se ha asegurado que el líquido no es tóxico y no hay ningún peligro para la salud de los habitantes. El delegado de Gobierno de Venecia, Michele de Bari, organizó una reunión de coordinación de emergencia con el fin de determinar las causas y las consiguientes medidas a adoptar y «a la espera de la evolución de los acontecimientos se ha ordenado intensificar la vigilancia en la zona de la laguna para controlar cualquier situación crítica y prevenir nuevos episodios similares». El lunes, concluye la nota, «el delegado de Gobierno mantendrá una nueva reunión, también en relación con la evolución de la situación».
Los medios italianos señalaron que este episodio recuerda la iniciativa del artista argentino Nicolás García Uriburu, fallecido en 2016 a los 79 años, quien en 1968 había vertido un líquido verde fluorescente en el Gran Canal para protestar contra la contaminación del agua. Por el momento ningún movimiento ha reivindicado esta acción y también negaron su implicación los activistas ecológicos de «Última generación», que en los pasados días arrojaron pintura negra al agua de la Fontana de Trevi de Roma y a otros edificios y obras de arte para protestar contra la falta de atención al cambio climático.