La líder de los ultraderechistas Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, ganadora de las elecciones del 25 de septiembre, se aseguró el control del Senado colocando como presidente a su brazo derecho, Ignazio La Russa, un paso previo en su camino al Gobierno, ahora ensombrecido por sus divergencias con su socio Silvio Berlusconi. La elección del presidente del Senado constató una primera ruptura en la coalición derechista, que se impuso en los comicios, ya que los senadores de la «Forza Italia» de Berlusconi decidieron no votar, indignados por el reparto de cargos y de ministerios.
Italia empezó hoy a renovar sus instituciones tras los comicios generales del 25 de septiembre y procedió a constituir su nuevo Parlamento con la elección de los presidentes de sus dos ramas, el Senado y la Cámara de Diputados, segundo y tercer cargo del Estado. En el Senado finalmente fue elegido Ignazio La Russa, uno de los fundadores de Hermanos de Italia, ministro de Defensa entre 2008 y 2011 con Berlusconi y vicepresidente entre 2018 y 2022 de la Cámara que ahora presidirá durante el próximo lustro.
Pero su proclamación generó todo un misterio: La Russa logró ser elegido a pesar de la negativa de Berlusconi, por lo que la pregunta del día hoy era quién le apoyó en su designación, algo que probablemente nunca se sabrá dado que la votación era secreta. No obstante, Berlusconi, que vuelve a la Cámara Alta nueve años después de su expulsión por su condena por fraude fiscal, dirigió su sospecha al centrista y siempre maquiavélico Matteo Renzi, quien lo negó. El magnate de 86 años no ocultó su malestar por cómo proceden las negociaciones dirigidas por Meloni en la coalición derechista sobre el reparto de poder y de ministerios, y en un momento se le escuchó decir «Vaffanculo» (traducible al castellano como «a tomar por el culo») sentado en su escaño.
Tras la proclamación de La Russa, los senadores «berlusconianos» justificaron su decisión de no apoyarle para expresar su «fuerte desacuerdo con los vetos expresados en estos días para la formación del próximo Gobierno». Y es que en estos días Meloni prepara su futura lista de ministros para acelerar el nacimiento de su Gobierno una vez obtenga el encargo por parte del jefe del Estado, Sergio Mattarella, aunque Berlusconi aseguró que las negociaciones para el Ejecutivo «han terminado» sin que su candidata, la senadora Licia Ronzulli, haya entrado en el mismo. «Ningún ministerio para Ronzulli y no está bien porque no debe haber vetos», añadió.
Meloni ganó con un 26 % de votos, por lo que tiene «derecho» a dirigir las negociaciones, pero Berlusconi reclama el mismo trato que la Liga de Matteo Salvini, pues ambos se quedaron en torno al 8 %. Y el primer acuerdo de la coalición, el de elegir a los nuevos presidentes del Senado, ha excluido a Berlusconi pues si Meloni controlará el Senado, Salvini tendrá la Cámara Baja, que también empezó a buscar presidente hoy (aún sin éxito aunque con altas probabilidades de que el elegido sea el legista Riccardo Molinari). Ante estas primeras divergencias, Meloni avanzó que no pretende detenerse «ante cuestiones secundarias» como estas polémicas. «Para mi lo que cuenta son los resultados», sostuvo.
La primera sesión contó con la presidencia simbólica de su electa más mayor, la senadora vitalicia Liliana Segre, superviviente de Auschwitz, y que en su discurso recordó que este mes se cumple el centenario de la Marcha sobre Roma y el inicio del fascismo. «Verán, en mi época, la escuela comenzaba en octubre, y me es imposible no sentir una especie de vértigo al recordar que la misma niña que, un día como éste de 1938, desconsolada y desconcertada, se vio obligada por las leyes racistas a abandonar su pupitre, hoy se encuentra por un extraño destino en el pupitre más prestigioso del Senado», confesó emocionada y ovacionada. Precisamente Segre, activista y siempre alerta contra toda deriva neofascista, fue la encargada de felicitar al nuevo presidente del Senado, La Russa, cuyo padre fue el líder local del partido fascista fundado por el dictador Benito Mussolini.