Al menos 31 personas han muerto durante este fin de semana en dos atentados en Burkina Faso. En el pueblo de Bourasso, en el oeste del país africano, 22 personas perdieron la vida y varias resultaron heridas el domingo y en la localidad norteña de Namissiguima murieron el sábado nueve personas. «La población civil de la comuna rural de Bourasso, provincia de Kossi, en la región de Boucle du Mouhoun, fue objeto de un ataque por parte de hombres armados, la cifra provisional de muertos de este atentado es de 22, varias personas resultaron heridas y se produjeron daños materiales», ha señalado en un comunicado del gobernador de la región del oeste del país, Babo Pierre Bassinga.
Asimismo, ha explicado que los heridos fueron evacuados al Centro Médico con unidad quirúrgica de Nouna y al Centro Hospitalario Regional de Dédougou, donde están siendo atendidos. Bassinga ha llamado a la calma y ha asegurado a la población que el Gobierno combatirá a los grupos armados «por el bien de las generaciones presentes y futuras». Por otro lado, el gobernador de la región del norte ha informado en otro comunicado de que «hombres armados no identificados llevaron a cabo un ataque el sábado en el pueblo de Namissiguima», en la provincia de Yatenga (norte).
«En el ataque murieron en total nueve personas, seis voluntarios para la defensa de la Patria y tres civiles», esgrime el texto publicado en redes sociales. En este contexto, el gobernador de la región del norte ha enviado sus condolencias a los familiares y amigos de las víctimas y ha condenado «esta barbarie».
Burkina Faso, liderado por una junta militar, ha experimentado en términos generales un aumento significativo de la inseguridad desde el año 2015, lo que ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región. Los ataques, obra tanto de la filial local de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a 'voluntarios' para que ayuden en la lucha antiterrorista.