Al menos ocho personas han muerto y otras 15.000 han tenido que ser evacuadas de sus hogares debido a las fuertes lluvias que han estado cayendo en las últimas horas en varias regiones del este de Australia. Si bien las lluvias han asolado varias regiones del país, han sido en el estado Queensland donde se han registrado por el momento estos ocho fallecidos, mientras que otras tres personas siguen desaparecidas, según informes policiales. Su capital, Brisbane, y las ciudades de Gympie y Maryborough se han visto particularmente afectadas, así como varias áreas a lo largo de Sunshine Coast.
En tan solo unos días, la región ha visto caer tanta lluvia como en el último año. Más de 50.000 hogares se han quedado sin electricidad, mientras que cientos de escuelas permanecen cerradas y el transporte público ha sido suspendido. En el estado vecino de Nueva Gales del Sur, Lismore ha dejado escenas de centenares de sus vecinos encaramados a los tejados de sus casas para huir del rápido aumento de las aguas. El alcalde de la ciudad, Steve Krieg, ha señalado que se trata de una situación «sin precedentes» y «potencialmente peligrosa». «En los próximos días, Lismore se enfrentará a uno de los períodos más difíciles de su historia. (...) Desafortunadamente, este episodio meteorológico ha sido mucho peor de lo previsto», ha señalado el alcalde Krieg en un comunicado en el que pide a los vecinos que permanezcan en sus hogares y cumplan las instrucciones de los servicios de emergencia.
Más de 15.000 personas han tenido que ser evacuadas, a medida que la situación continuará empeorando, con una nueva crecida del río Wilsons a su paso por Lismore, ha alertado el primer ministro de Nueva Gales del Sur, Dominic Perrottet. En el norte de este estado, son ya 60.000 los vecinos que se han visto afectados. Por su parte, en Sídney también se han registrado importantes inundaciones. Según los servicios de meteorología australianos, se trata del verano más lluvioso de esta ciudad en los últimos 30 años. Australia está sufriendo particularmente los estragos del cambio climático. A mediados de enero, gran parte del país todavía sufría una de las olas de calor más virulentas que se recuerdan en las últimas décadas, con temperaturas que llegaron a superar los 50 grados en el oeste de la isla.