La vacuna de refresco es la principal herramienta de la que dispone Alemania para reducir el impacto de una quinta ola covid vinculada a la variante ómicron que ya no es posible detener, según afirmó este martes el ministro de Sanidad, Karl Lauterbach. La cuarta ola, relacionada con la variante delta, está remitiendo gracias a que las medidas implementadas «tienen efecto», según dijo, como demuestra la caída de la incidencia acumulada a siete días a menos de 300 nuevas infecciones por cada 100.000 habitantes.
No obstante, pronosticó Lauterbach durante una rueda de prensa en Berlín, ya no será posible evitar el embate de una quinta ola, como corroboró el presidente del Instituto Robert Koch de virologia (RKI), Lothar Wieler, que hizo referencia a la vertiginosa expansión de ómicron en países vecinos como Francia y Dinamarca. Wieler destacó que hasta la fecha se han confirmado en Alemania 540 casos, dato que sin embargo refleja la situación de hace catorce días debido a la lentitud del proceso de secuenciación, y avanzó que en tres semanas a lo sumo será la variante dominante en Alemania.
La vacuna de refuerzo, de acuerdo con el ministro de Sanidad, «no evitará la ola, pero es lo más importante que podemos hacer para evitar que muchas personas enfermen gravemente». La protección contra el virus, indicó, comienza a aumentar una semana después de la tercera dosis, que ofrece entre un 70 % y un 80 % de defensa contra infecciones sintomáticas, y más de un 90 % contra cuadros graves de la enfermedad.
«Nuestra hipótesis de trabajo es que los casos graves por ómicron son una rareza», aseveró, aunque reconoció que no es posible aventurar durante cuánto tiempo la dosis de refresco protege de forma efectiva contra la nueva variante. Hasta ahora, 28,1 millones de alemanes han recibido la tercera dosis, según el RKI, lo que corresponde al 33,8 % de la población; el objetivo es alcanzar los 30 millones de la de refresco antes de final de año y llegar a los 60 millones a final de enero.
Para ello, se está recurriendo principalmente a la vacuna de Moderna, por ser «la que está disponible», en palabras de Lauterbach, quien recalcó una vez más que en la actualidad hay reservas de 30 millones de dosis de este fabricante y 3 millones de dosis de BioNTech, que se emplea para los menores de 30 años. «La efectividad es igual de buena,» aseguró, y avanzó que su Gobierno ha encargado ya 4 millones de dosis de Novavax, la primera vacuna inactivada, de reciente aprobación, con la que espera atraer a la población más reticente. En este sentido, Lauterbach destacó que no todos los no vacunados -unos 11 millones de adultos- son negacionistas de la pandemia o antisistema, sino que hay personas que «han aplazado la vacuna» y «tienen preguntas».
Por su parte, el presidente del RKI hizo un nuevo llamamiento a extremar las precauciones de cara a la Navidad, un día después de que el Gobierno central y los líderes regionales aprobaran nuevas medidas que entrarán en vigor a partir del 28 de diciembre. «Todos queremos pasar las fiestas con familia y amigos, pero las Navidades no deberían ser la chispa que prenda el fuego ómicron» advirtió Wieler, e instó a reducir los contactos al máximo y a mantenerlos dentro de un círculo cerrado.
A partir de la semana que viene, las reuniones privadas en interiores y exteriores de los vacunados y sanados quedarán limitadas a un máximo de diez personas, sin contar a los menores de catorce años, en tanto que los no inmunizados sólo podrán reunirse con dos personas más, tal y como sucede hasta ahora. Además, no habrá grandes eventos con público y los clubes -pero no bares y restaurantes- permanecerán cerrados de cara a la Nochevieja.
El RKI había pedido este martes medidas incluso más drásticas, pero el Gobierno decidió guiarse por las recomendaciones del comité de expertos instaurado por el nuevo Ejecutivo de Olaf Scholz, lo que causó, según medios alemanes, un cierto desencuentro. En la rueda de prensa, Wieler recomendó no viajar fuera de lo imprescindible, mientras que el ministro sugirió realizarse test de autodiagnóstico durante toda la duración del desplazamiento. «Hemos aprendido que todo depende de cómo se comporta la gente» subrayó el presidente del RKI, que destacó en una nota optimista que en los últimos meses ha habido «mucha comprensión» por parte de la ciudadanía y que por eso las cifras bajan.