El estreptococo B, una bacteria que las embarazadas pueden transmitir a sus bebés, causa anualmente unas 150.000 muertes de recién nacidos al año, una cifra que podría reducirse si se impulsara la investigación de vacunas tras 30 años de estancamiento, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un nuevo informe que por primera vez muestra el impacto global de esta bacteria, elaborado por la OMS junto a la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM), también recuerda que causa medio millón de partos prematuros anuales.
Además, puede provocar en niños discapacidades a largo plazo tales como parálisis cerebral, pérdida visual o auditiva.
A la luz de las elevadas cifras, la OMS urge en el informe a que la comunidad científica desarrolle vacunas maternales contra este tipo de bacteria para reducir su mortalidad.
«El estreptococo tipo B es una grave amenaza, hasta ahora poco conocida, a la supervivencia y el bienestar de los recién nacidos, con devastadores efectos para muchas familias de todo el mundo», afirmó el jefe médico del departamento de Inmunización y Vacunas de la OMS, Phillipp Lambach.
Varias investigaciones de vacunas contra esta bacteria ya se han iniciado, pero según la OMS no han conseguido lanzar fármacos al mercado después de décadas de estudio.
Estimaciones del informe indican que si se lograra desarrollar una vacuna e inmunizar con ella a un 70 % de las madres embarazadas podrían evitarse al menos 50.000 muertes de recién nacidos y 170.000 partos prematuros.
«La vacunación maternal puede salvar las vidas de cientos de miles de personas en los próximos años, pero se propuso hace 30 años y el mundo todavía no ha producido ninguna vacuna», lamentó el profesor Joy Lawn, del LSHTM.
Como media, un 15 % de las embarazadas en todo el mundo, o unos 20 millones de mujeres, son portadoras de esta bacteria, en general sin sufrir síntomas por ello, pero pueden transmitirla durante el embarazo o el parto.
Las regiones con un mayor número de casos de esteptococo B entre niños son aquellas con un bajo desarrollo de los cuidados pre y posparto, tales como el África subsahariana y el sur y este de Asia.