El primer ministro británico, Boris Johnson, ha anunciado este lunes la activación de la fase final de la desescalada en Inglaterra a partir del 19 de julio, cuando no será obligatorio el uso de mascarilla ni respetar una distancia social.
Sin embargo, Johnson ha advertido en una comparecencia oficial de que «la pandemia no ha terminado» y ha explicado que se prevén más hospitalizaciones y muertes por COVID-19 pese a lo que «es el momento adecuado para proceder» aprovechando las vacaciones escolares.
En cualquier caso, será recomendable seguir utilizando mascarilla en lugares con mayor riesgo de contagio, ha apuntado, al tiempo que ha defendido un «retorno gradual a los centros de trabajo cuando termine el verano» en lugar de una vuelta masiva.
Además, Johnson ha emplazado al ocio nocturno a implantar «pasaportes COVID» y restringir así el acceso. También ha adelantado que habrá recomendaciones para la población de riesgo. En cuanto a la política fronteriza, se mantendrá tal cual está, incluida la cuarentena obligatoria para los países de la «lista roja».
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, ha reprochado a Johnson que su plan «sigue siendo temerario». «Acabar con todas las protecciones a la vez sigue siendo temerario», ha declarado, al tiempo que ha planteado la necesidad de mantener la obligatoriedad de las mascarillas y el teletrabajo. El plan del Gobierno es «como poner al país en un coche sin cinturón de seguridad», ha remachado.