Los intentos de suicidio y las muertes como consecuencia de daños autoinfligidos aumentaron «drásticamente» en 2020 en el noroeste de Siria, escenario de combates entre las tropas leales al régimen de Bashar al Assad y las fuerzas rebeldes, según un informe de Save the Children que denuncia casi 250 casos de niños y niñas solo en el tercer trimestre del pasado año.
Los suicidios aumentaron un 86 por ciento entre octubre y diciembre y, entre quienes intentaron quitarse la vida, al menos 42 tienen 15 años o menos y el 18 por ciento tienen entre 16 y 20 años. Save the Children ha tenido constancia de un nuevo caso la semana pasada: un niño de 14 años que se suicidó en un campo de desplazados de Hama.
La ONG atribuye el repunte al constante deterioro de las condiciones de vida en el noroeste de Siria, después de más de diez años de guerra. La mayoría de las muertes por suicidio registradas, en concreto 187, se produjeron entre personas que habían sido desplazadas de sus hogares.
Un trabajador de salud mental de la organización Hurras Network, Majd, advierte de que «casi el 15 por ciento de los pacientes adultos tienen pensamientos suicidas» y los niños «se vuelven agresivos, aislados o vengativos.
Majd pone como ejemplo el caso de una niña de 15 años que estuvo casada un año. «El día que se suicidó tuvo una discusión con su marido, así que salió de la casa. Cuando él regresó se la encontró muerta», cuenta este trabajador, miembro de una ONG aliada de Save the Children en la zona.
La situación se repite en el caso de Maher, de 11 años y cuya madre intentó suicidarse tras pasar por un divorcio y vivir en la pobreza. Él también comenzó a desarrollar pensamientos suicidas e intenta combatir la ansiedad social.
La directora de Respuesta Humanitaria de Save the Children en Siria, Sonia Khus, tacha la situación de «alarmante» y «desesperada». «Es increíblemente triste que estén llegando a un punto en el que no ven otra salida a una vida en la que no pueden obtener una educación, comida suficiente o una vivienda adecuada» lamenta.
La ONG apela a los donantes y a la comunidad internacional a invertir en programas de salud mental y atención a víctimas, al tiempo que ve clave atender las causas de los problemas satisfaciendo, por ejemplo, las necesidades humanitarias más básicas de quienes viven en el noroeste de Siria.