El líder opositor ruso Alexéi Navalni, en huelga de hambre en prisión desde hace veinte días, fue ingresado en un hospital penitenciario tras afirmar sus aliados que su vida «pende de un hilo» y tras las presiones internacionales ejercidas sobre el Kremlin en las últimas horas.
Una comisión de médicos del Servicio Federal Penitenciario «decidió trasladar a A. Navalni a un hospital para reclusos, en la región de Vladímir», a unos 200 kilómetros de Moscú, indicaron este lunes las autoridades penitenciarias en un escueto comunicado.
UN TRATAMIENTO CON VITAMINAS
Según explicó en un tuit Leonid Volkov, estrecho colaborador del opositor, éste fue trasladado el domingo al hospital penitenciario sin que fuera avisada su familia.
En ese hospital, que se encuentra en la misma región que la prisión en la que cumple una condena de dos años y medio de cárcel por un antiguo caso penal, el líder opositor será examinado por un médico general cada día y recibirá «con su consentimiento» un tratamiento con vitaminas, de acuerdo con las autoridades.
Su equipo afirmó hoy que la condición médica de Navalni «se ha deteriorado tanto que incluso la Administración reconoce la necesidad de hospitalización», aunque este lunes mismo las autoridades penitenciarias habían reiterado que el estado de saludo del opositor es «satisfactorio».
Alexéi Liptser, uno de los abogados de Navalni, pudo hoy verle, pero «solo unos minutos».
En declaraciones a la prensa en el exterior de la cárcel donde está el hospital, el letrado dijo que un funcionario notificó hoy a Navalni que la «exigencia de que llamaran a un médico para ser examinado no puede ser satisfecha por las leyes». «Esto no propicia la solución de esta situación. Nada impide que le lleven a un especialista (...)», señaló.
UN ANÁLIS DE SANGRE MALO
Navalni lleva casi tres semanas en huelga de hambre para exigir que le permitan ver a sus médicos de confianza. Tiene una doble hernia y una protusión discal, y ha adelgazado 16 kilos desde que ingresó en prisión en febrero pasado y 9 desde que se negó a ingerir comida.
El fin de semana, uno de los médicos que le había tratado con anterioridad, Yaroslav Ashijmin, afirmó, al citar un análisis bioquímico de sangre fechado el 15 de abril, que Navalni «puede morir en cualquier momento».
Según este médico, tiene elevados niveles de potasio y aumentos de creatinina y una importante cantidad de ácido úrico, lo que puede deberse a una «insuficiencia renal progresiva».
El líder opositor, añadió, debe ser observado en cuidados intensivos ante el temor de una posible muerte por paro cardíaco.
PRESIÓN INTERNACIONAL
Las autoridades penitenciarias, pese a reiterar que el estado de salud de Navalni es satisfactorio, han decidido ingresarle 48 horas después de que las presiones aumentaran considerablemente por parte de la comunidad internacional.
El sábado, el presidente de EEUU, Joe Biden, calificó de «totalmente injusta» la situación de Navalni, en tanto que el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, advirtió el domingo a Rusia de que habrá consecuencias si el opositor ruso muere y que así se lo ha trasladado el Gobierno a Moscú.
La Unión Europea volvió a exigir el domingo la liberación de inmediata e incondicional de Navalni y hoy el alto representante para la Política Exterior, Josep Borrell, insistió en que las autoridades rusas permitan «acceso inmediato» a un médico de su confianza.
Eso sí, el también vicepresidente de la Comisión Europea descartó que la UE vaya a aprobar nuevas sanciones contra Rusia.
Además, más de cien intelectuales, artistas y académicos de todo el mundo firmaron un manifiesto en el que instan al presidente ruso, Vladímir Putin, a facilitar asistencia médica a Navalni, entre ellos Pedro Almodóvar, Mario Vargas Llosa, J.K. Rowling o Ralph Fiennes.
EL KREMLIN IGNORA LAS PETICIONES INTERNACIONALES
El Kremlin hizo hoy oídos sordos a las presiones, al afirmar su portavoz, Dmitri Peskov, que no hace caso a las advertencias de otros países.
«No tomamos en cuenta esa clase de declaraciones hechas por representantes de otros países», señaló en su rueda de prensa diaria, en referencia a las advertencias de Biden y Sullivan.
Además, resaltó que «el estado de salud de los condenados y reclusos en el territorio de la Federación de Rusia no puede ni debe ser tema de su interés».
El secretario de prensa de la Presidencia rusa asimismo subrayó que Putin es informado sobre peticiones extranjeras, pero «no puede tomar medidas en relación a la supervisión de la salud de los presos», que es competencia del Servicio Federal Penitenciario, alegó.
Los aliados de Navalni han convocado -pese a haber querido esperar un poco más inicialmente- una protesta a nivel nacional para el miércoles en apoyo al opositor, coincidiendo con el mensaje anual de Putin ante la Asamblea Federal.
Ante el paso dado por las autoridades, sostienen que el ingreso en el hospital se ha producido precisamente para intentar disuadir a los ciudadanos de acudir a la protesta porque al fin y al cabo «ya están haciendo algo» y «Navalni ya no se muere».
El Ministerio del Interior y la Fiscalía ya han advertido de que tomarán «medidas» este miércoles si se celebra la protesta no autorizada.