El consejero delegado de Golmand Sachs, David Solomon, ha concedido finalmente a sus empleados de banca de inversión el sábado como día de descanso, después de las quejas por las jornadas de entre 100 y 120 horas semanales, la falta de sueño y la depresión.
En un aviso por voz enviado la pasada tarde de domingo, Solomon, que ha pasado parte del confinamiento en una mansión de Bahamas, dijo que instaurarán la «norma del sábado», por la que los empleados podrán parar de trabajar entre las 9 de la tarde del viernes y las 9 de la mañana del domingo.
Un detallado informe de un grupo de analistas del departamento de banca de inversión de Goldman Sachs denunció recientemente las condiciones «inhumanas» en las que trabajan.
«Tenemos que ayudar a la gente a encontrar el equilibrio en este mundo cada vez más conectado. En este mundo de trabajo en remoto, da la sensación que tenemos que estar conectados las 24 horas del día. Vamos a proveer apoyo y guía. No es fácil, pero estamos trabajando duro para que las condiciones mejoren», indicó Solomon en su mensaje, según una transcripción a la que tuvo acceso el diario The New York Post.
Una encuesta interna dada a conocer la semana pasada y en la que participaron unos trece banqueros de nivel júnior de la entidad indica que la media de horas que trabajan estos empleados es de 105 horas semanales y que suelen dormir solo 5 horas diarias.
Las conclusiones, que fueron divulgadas internamente pero se filtraron en las redes sociales, denuncian jornadas de hasta 20 horas diarias y condiciones «inhumanas».
«No es adecuado para mí trabajar entre 110 y 120 horas a lo largo de una semana. Las matemáticas son simples: eso solo te deja cuatro horas para dormir, comer o darse una ducha. Eso va más allá del trabajo duro, eso es inhumano», señala uno de los analistas citado en el informe.
«Había momentos en que no comía, no me duchaba o hacía otra cosa que no fuera trabajar desde la mañana hasta la media noche», indica otro de los testimonios incluido en las once páginas del informe.
Otros se quejan del trato y estrés al que les someten los responsables más veteranos, así como la falta de sueño y el daño mental y físico que suponen estas condiciones de trabajo, conocidas desde hace tiempo entre los empleados del sector financiero de Nueva York.
El consejero delegado de Goldman, famoso por su afición a la música disco y amenizar encuentros como el de Davos como DJ, llegó en 2018 al banco con una imagen moderna y acabó con la corbata en las oficinas.
Solomon, cuya compensación bajo ligeramente en 2020 hasta los 24 millones de dólares, aseguró este domingo que parte de la presión se debe al buen desempeño del banco durante los meses de la pandemia.