Las autoridades sanitarias belgas alertaron este martes contra la aparición de vacunas fraudulentas contra la COVID-19, «aparentemente de origen ruso» y pidieron a la población que no las compre.
«Hacemos un llamamiento a todos sobre la circulación de vacunas fraudulentas, aparentemente, principalmente, de origen ruso. Su seguridad y eficacia no se han aprobado y aconsejamos encarecidamente que no se compren estas vacunas en la calle, en una tienda o en internet», dijo la directora del programa científico del Centro Federal de Expertos para la Atención Médica, Sabine Stordeur, que no dio cifras concretas.
Avisó también de que las vacunas autorizadas son gratuitas y se administran en los centros de vacunación, los hospitales o las residencias.
Actualmente, Bélgica ha administrado la primera dosis de la vacuna a 370.019 personas (un 4,01 % de la población mayor de 18 años) y la segunda dosis a 203.755 personas (un 2,21 %), según los datos que publicó hoy el instituto público Sciensano.
La campaña de vacunación en Bélgica continúa centrándose por ahora en las personas que viven en residencias y el personal sanitario, pero a partir de marzo se empezará a administrar la vacuna a los mayores de 65 años y personas de riesgo de entre 45 y 65 años. Entre marzo y junio, los belgas recibirán una carta con la fecha en la que podrán recibir el fármaco.
La incidencia acumulada en el país es de 248 casos por cada 100.000 habitantes y prácticamente todos los indicadores continúan a la baja.
En la última semana hubo en Bélgica una media diaria de 1.809 casos -un descenso del 20 % respecto a la semana anterior-, sobre todo entre los mayores de 90 años, según explicó el epidemiólogo y portavoz de Sciensano, Yves Van Laethem.
En cuanto a los decesos, hubo 39 al día, lo que supone una disminución del 3 % respecto a la semana anterior.
También bajaron el número de hospitalizaciones hasta las 120 admisiones diarias (-3 %), aunque actualmente hay 319 camas ocupadas en la UCI, lo que supone un aumento del 6 %.